viernes, 26 de julio de 2013

SIEMPRE GODOJOS


Por fin llegó el verano. Todos esperamos que Godojos se anime con la llegada de los veraneantes. Hace años Godojos se llenaba de actividad con las labores del campo propias de la época: la siega, el acarreo, la trilla, aventar, o sea separar la paja del trigo o de la cebada y la recogida de la paja. La vida de Godojos durante casi un mes se trasladaba a las eras. Mucho sol, canciones, voces a las mulas, vueltas y vueltas trillando en las eras, visitas frecuentes a la sombra y a los botijos llenos de agua fresca de la fuente. Meriendas al atardecer con ricas y jugosas ensaladas de rojo tomate. Miradas a la veleta de la casa del castillo, para ver si soplaba el viento Solano y mucha alegría porque se recogía el fruto de muchos sudores. Las labores de las eras se terminaban con la trilla de las granzas, porque en Godojos se aprovechaba todo.
Ahora las cosas han cambiado. No se siega, no se trilla y lo poco que se cosecha se realiza con enormes y poderosas máquinas. Sí se visitan algunos melonares y se recogen aquellos que están maduros. Se sigue disfrutando del frescor de las bodegas y de algunos traguillos de vino a su debida temperatura, que reconfortan el cuerpo y el espíritu.
Es agradable tomar el vermut en la terraza del bar, disfrutar de pequeños paseos al atardecer y de las frescas y animadas veladas nocturnas tomando un cubata o un chupito con hielo.
Está próxima la celebración de la fiesta veraniega de Godojos. Sé que estará animada y que disfrutaréis todos de ella en alegre armonía.

FALLECIMIENTO DE LUISA MONGE
Hace unos días me comunicó mi prima Conchita el fallecimiento de Luisa. Siempre que perdemos a alguien de Godojos resuena en mis oídos el triste y plañidero son de nuestras campanas tocadas por el Borque. Es una hermosa manera de decir adiós a los seres queridos del pueblo. Es una forma de rezar y de pedir a Dios que los acoja en su gloria.
Luisa era la madre de Faustino, a quien aprecio, y de otras dos hijas. A  él y a ellas mis condolencias.
Volviendo a mis recuerdos de niño os diré que guardo en mi memoria la figura de su padre, a quien en el pueblo se le conocía como el tío Faustino “el sordo”. Su madre se llamaba Leocadia y sus hermanos eran David, Mario y Heraclio. El tío Faustino murió en unas fiestas de san Gregorio y la banda de música tocó en su entierro.
Que Luisa, vecina de nuestro pueblo, descanse en PAZ.
CARLOS ALDA.
MIAMI PLAYA. 21 DE JULIO DE 2013

   

jueves, 16 de mayo de 2013

SAN GREGORIO DE OSTIA, PATRÓN DE GODOJOS


Por fin llegó el día de la fiesta del pueblo. El día 10 de mayo, al atardecer, se celebraron las tradicionales vísperas en la ermita de Santa Ana. Después, encuentro y saludo de amigos y un pequeño refrigerio costeado por la comisión de fiestas, bajo el patrocinio del Ayuntamiento. Por la noche baile en el salón.
El día 11, se celebró la fiesta mayor. A las doce de la mañana, sonoro repiqueteo de campanas y alegre volteo del campanillo a cargo del  bueno de Tomás. Inmediatamente la misa solemne, armonizada por entonados cánticos cantados con devoción por los asistentes a la santa misa.
Terminada la santa misa cuatro hombres fornidos y recios sacaron al santo en procesión. La peana estaba adornada con cuatro hermosos rollos, bien azucarados. No llevaba flores. Sugiero para otros años confeccionar unos ramos verdes, salpicados de flores silvestres, tan abundantes ahora en el campo de Godojos, para que la peana no se vea tan pelada. En el recorrido se cantó el himno eucarístico “Cantemos al Amor de los Amores”  y otra bonita y sentida plegaria a María. La Cruz la llevaron durante la procesión Tomás y José Luis Nieto.
La subida a Santa Ana fue costosa, porque el desnivel que hay que salvar es considerable, pero una vez en lo alto mereció la pena. Todos los acompañantes de San Gregorio pudimos contemplar el término del pueblo inmensamente verde, salpicado de amapolas rojas como pequeños corazones o como labios enamorados. Verdes pinares, verdes trigales, vedes malvas, vedes mielgas, cardos verdes, margaritas verdes tapizadas de florecillas blancas en un sí quiero, no quiero. El sembrado de la loma parecía un pequeño lago ondulado por la brisa que le daba un tinte verde violeta. El espectáculo era maravilloso. Los ojos se llenaban de ilusión y de verde esperanza.
Entramos en la ermita de Santa Ana donde, a parte de su limpieza, pudimos admirar el retablo renacentista lleno de óleos que representan a diversos santos españoles. Terminamos en la iglesia principal donde veneramos y besamos la reliquia del Santo Patrón. Junto a la peana del santo me hice una foto con Avelino.
El vermut de hermandad celebrado en el salón resultó estupendo. Son momentos que merecen la pena vivirse. Hay armonía, buen humor, alegría, felicidad por reencontrarnos de nuevo y una abundancia de comida y bebida que hacen olvidar los momentos de crisis por los que estamos pasando. Chorizo y salchichón, jamón curado y queso blanco y sabroso, langostinos y frutos secos, vino, cerveza, coca-cola, naranjada, limonada…
Comida en la bodega, todo a la brasa de sarmientos: morcilla horonda, sabroso chorizo y longaniza, fina papada y riquísimas costillas de cordero de Aragón. Vino de cosechero, cerveza, agua fresca de la fuente y postres variados. Después café y copa o chupito y divertidas partidas de guiñote. A última hora de la tarde aún fuimos a la bodeguilla de Joaquín. Allí nos juntamos Amalio, Luis, el hijo de Carmencita y sobrino de Joaquín, Ángel, mi cuñado, fotógrafo oficial, un servidor y el dueño a degustar sabrosos caldos que cuida y guarda con esmero nuestro anfitrión.
Terminamos el día todos muy  felices. Tal vez este año haya echado de menos  a familias enteras que otros años no suelen faltar. Desde esta página animo a todos los nacidos en Godojos o que tienen o han tenido relación con el pueblo que no dejen de asistir a estas fiestas,  porque nos encantaría verlos y volver a estrechar sus manos.  
San Gregorio fue Obispo de Ostia. Ostia es el puerto de la ciudad de Roma. Muchos  pueblos de Aragón y La Rioja, con abundantes viñedos y tradición vitivinícola lo tienen como patrón o como protector de sus viñas y cosechas. Se cuenta que hubo una gran epidemia de filoxera en los viñedos de estas regiones. Sus habitantes rezaron a Dios para que librase de esta enfermedad a sus viñedos, porque suponía una gran catástrofe. Sacerdotes y religiosos trajeron de Roma unas reliquias de san Gregorio. Los lugareños invocaron al santo con devoción y las viñas se vieron libres de la plaga de la filoxera.
RECUERDOS DE SAN GREGORIO
Cuando yo era niño, la fiesta de san Gregorio era un acontecimiento sin igual. La víspera, los niños y niñas íbamos a la escuela hasta mitad mañana. A las doce salíamos a esperar la banda de música. Casi siempre venía la música de Torrijos de la Cañada, aunque en otras ocasiones vino la de Maluenda, la de Ateca,… Antes de comer, la banda recorría el pueblo tocando sus pasacalles. Toda la chiquillería íbamos detrás llenos de alborozo. Los chicos admirábamos especialmente a los músicos que tocaban el bombo o tambora, con sus platillos, el tambor y la trompeta.
 A medio día, excepcionalmente, subía el coche correo a la plaza, para traer a los invitados forasteros. A veces hasta venía un autocar que hacía servicio en los balnearios de Alhama. Era rara la familia que no tenía algún huésped en su casa. Por la tarde se cantaban las vísperas en Santa Ana, amenizadas por la banda de música. Al atardecer se tenía el primer baile. Por la noche la banda volvía a tocar en la plaza para que todo el mundo bailase de nuevo.
El día de la fiesta se cantaba la “Aurora” de madrugada. Los hombres que cantaban a horas tan tempranas se ponían a tono la garganta con unas copillas de orujo casero con sabor a anís. Era gratificante oír arropadito en tu cama esas cadencias musicales que sonaban muy bien. Mi padre, Ildefonso, el Cipriano, el Perico, el Germán, el Manuel, el José Manguillas, el tío Guillermo… las cantaban con fervor, entusiasmo y mucho cariño. Después todo el pueblo participaba en el Rosario de la Aurora. Cuando subíamos por la calle Zocodover, le recordaba al Borque, como de chicos íbamos por esa calle llevando sendos faroles.
La misa era muy solemne. La presidía los miembros del Ayuntamiento en pleno, presididos por el Sr. Alcalde que llevaba en sus manos la VARA DE MANDO. La celebraban tres curas, venía un predicador de tronío y la cantaban y tocaban los músicos de la banda junto con los hombres del pueblo. En la consagración, al alzar la Sagrada Hostia y el Cáliz, se tocaba la Marcha Real o Himno Nacional. A todos se nos ponía la carne de gallina.
A medio día se tenía el baile del vermut que solía terminar tocando la banda “Los Sitios de Zaragoza”. A veces personas mayores bailaban parte de ellos. La comida era excelente. Casi siempre rica paella de conejo y pollo. En la puerta de mi casa se reunían muchos pobres y gente que venía de las cuevas de Ibdes. Mi madre y las tías de Joaquín sacaban platos de arroz para que nadie se quedase sin disfrutar de la buena comida de la fiesta. Se completaba el día con el baile de la tarde y con el de la noche. Para terminar el baile se tocaba la “Jota”. Personas mayores, como el tío Jacobo y la tía Encarnación la bailaban estupendamente y muchas personas les hacían corro.
Al día siguiente se continuaba la fiesta. Le llamábamos san Gregorillo. Salvo los oficios religiosos lo demás era lo mismo. Si hacía bueno, el baile estaba muy animado.  Como la plaza estaba sin asfaltar, los mozos tenían que regarla con pozales para que no se levantase tanto polvo. Los chicos gozábamos acompañando a la música cada vez que recorría las calles del pueblo tocando la diana floreada por las mañanas o los pasacalles a otras horas. Los pequeños ahorros que teníamos nos los gastábamos en las confiteras, comprando dulces, mixtos, bombetas o algunos cortes de helado que nos vendía el “Cacahuete” de Alhama. Al día siguiente de las fiestas volvíamos a la escuela felices por los buenos días pasados.  En estas fechas Godojos contaba con unos quinientos habitantes.
Zaragoza, 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima del año2013
CARLOS ALDA  GÁLVEZ










miércoles, 24 de abril de 2013

ADIÓS A LIBRADA


Cuando los campos de Godojos rebrotan con la primavera. Cuando los trigos empiezan a encañar. cuando en las cepas salen los primeros brotes verdes, que pronto se convertirán en pámpanos. Cuando la florecillas silvestres llenan de colores y de diversos aromas las tierras de Godojos, quiso Dios llevarse a nuestra querida Librada. La última vez que estuve en Godojos, pude saludar a Librada y darle dos besos. A partir de ahora ya no nos encontraremos con su alta y serena presencia, ni con su sonrisa siempre amable y resignada, porque ya falleció.
Por un momento voy a volver a mis años de niño. Recuerdo a Librada cuando se hizo novia de Manuel, el hijo del tío Ramón Bernal, el posadero. Para mí, esa familia de la posada era muy querida. Creo que ellos también me querían mucho a mí. Librada, alta y poderosa, bajaba por agua a la fuente y subía a su casa, cerca del “Portón”, con un cántaro de agua en la cabeza, dos en las caderas y dos botijos en las manos. Nadie llevaba el cántaro en la cabeza como ella.
Manuel y librada formaron una familia sencilla. Manuel no era gran trabajador, pero sí muy mañoso. Librada era sufrida, trabajadora y cariñosa. Pronto tuvieron a Miguel Ángel y después a María Jesús, Ana Mary, Rafael y Montse. Con esfuerzo y sacrificio sacaron a sus hijos adelante. Vivieron en Godojos y Zaragoza, y Librada pasó grandes temporadas con su hijo Miguel Ángel en Málaga, donde él trabaja como catedrático en un instituto de la ciudad.
Pienso que Librada fue muy feliz en las temporadas que  pasó  en Andalucía. Allí, a parte del clima tan excelente que hace, conoció a las amistades de su hijo y pudo comprobar el gran aprecio que se le tiene entre sus alumnos, compañeros y amigos. De Málaga volvió con sus hijas a Godojos y a Zaragoza. Y en esta ciudad murió rodeada del cariño de sus hijos  y de sus ya crecidos nietos. Creo que en Godojos todo el mundo la apreciaba.
Descanse en paz esta mujer cariñosa, generosa, humilde, trabajadora, de sonrisa acogedora y resignada. Tu familia y los que desde niños te apreciábamos siempre te tendremos en nuestro recuerdo.
ZARAGOZA, 22 DE ABRIL DE 2013
CARLOS ALDA

NOTICIARIO DE GODOJOS


Muchas cosas han pasado desde lo último que escribí en la página de “Godojeños”.
Vino la Semana Santa  que estuvo bastante concurrida en Godojos, a pesar del mal tiempo.
Se celebraron los oficios, salió la procesión, se cantaron la “Horas del reloj”, se bebió rica y gustosa limonada, con sabor a limón y a canela y seguro que se comieron las comidas con sabor a congrio y a bacalao que tan bien se saben cocinar en Godojos para estos días.
Nuestro grupo se reunió para celebrar un nuevo almuerzo. Esta vez lo hicimos en mi bodega y lo alargamos a la comida. Estuvimos todos menos Juan, que tuvo otras obligaciones.
En el almuerzo nos enteramos que había fallecido Faustino el Polo, marido de Luisa. A ella y a sus hijos nuestras condolencias. También hablamos de la muerte de Pilar Gálvez, la última hija del tío Lorenzo de la plaza. También a sus sobrinos nuestras condolencias más sinceras.
Hoy es la víspera de san Jorge. Mañana muchos de Godojos os acercaréis a la ermita del santo para rezar y celebrar su fiesta. Yo sé que el bueno del Avelino, su santero y guardián, tendrá la iglesia en perfectas condiciones. ¡ojalá!  haga buen tiempo  y podáis disfrutar de la romería en lo alto del cerro de san Jorge, contemplando el verdor de los pinos, de los trigales y el colorido de los campos llenos de amapolas, margaritas y flores silvestres.. 
Las mujeres rurales de Godojos preparan su excursión a Valencia. He leído los proyectos para el viaje y me parecen estupendos. Valencia es una gran ciudad que merece la pena ser visitada. El paseo previsto por la Albufera es gratificante y muy original. Siempre les quedará un bonito recuerdo. Sé que habéis aplazado la excursión, pero no la suspendáis, ya que verdaderamente merece la pena.
Estamos a punto de estrenar el mes de mayo. ¡Cómo recuerdo de niño, la sorpresa que suponía al levantarte y encontrar el “Mayo” plantado en la plaza, frente a la bajada de la fuente! Entonces había mozos en Godojos que podían hacer todas esas cosas. En mayo también celebramos la fiesta de san Gregorio. Como buenos godojeños deberíamos pasar esos días en el pueblo y disfrutar todos juntos de las fiestas en buena armonía.
ZARAGOZA, 22 DE ABRIL, VÍSPERA DE SAN JORGE
CARLOS ALDA





miércoles, 27 de marzo de 2013

LAS CALLES DE GODOJOS



Godojos, para ser un pueblo pequeño tiene muchas calles. Desde chico me he preguntado por el nombre de algunas, no entendía, por ejemplo, que la calle principal tuviese el nombre de TEJÓN Y MARÍN. Se lo pregunté a mi padre y me dijo que ese señor debió ser un gobernador de Zaragoza.
CALLE DE TEJÓN Y MARÍN. Efectivamente DON JUAN TEJÓN Y MARÍN fue gobernador de Zaragoza entre los años 1907 y 1909.  Como coronel de ingenieros y porque sabía hablar francés, primero fue nombrado COMISARIO REGIO DE LA ESPOSICIÓN HISPANO FRANCESA, con motivo del primer  CENTENARIO DE LOS SITIOS, que se celebró en el año 1908, y después fue nombrado Gobernador Civil de Zaragoza.
¿Por qué  Godojos le dedicó su calle principal? La respuesta la encontré hace unos años en el periódico HERALDO DE ARAGÓN. En su sección:”Hace cien años” aparecía la noticia de que hubo en GODOJOS una pandemia, llámese peste o enfermedad contagiosa, que afectó a la mayor parte de los habitantes del pueblo. El gobernador entonces de Zaragoza, don Juan TEJÓN Y MARÍN, SE VOLCÓ TOTALMENTE CON GODOJOS y prestó toda su ayuda en servicios médicos, farmacéuticos y hospitalarios. Cuando pasó la enfermedad, el pueblo, en reconocimiento, le dedicó su calle principal y además colocó una placa metálica esmaltada, muy bien grabada, que es la que después de más de un siglo se conserva en dicha calle.
Este señor fue, además de gobernador en otras muchas ciudades, alcalde de Córdoba. Los cordobeses, al igual que los godojeños, también le dedicaron una calle. Si alguna vez vais a Córdoba, podréis visitar la calle TEJÓN Y MARÍN, dedicada al mismo personaje.
LA CALLE BAJERA todavía conserva el nombre en una baldosa. Es la calle que baja hacia la carretera y hacia las antiguas escuelas. Sin duda que es la calle más fría del pueblo. El cierzo se cuela por ella a toda velocidad y ulula cuando sopla muy fuerte al chocar con las esquinas. Al principio de la calle está la pared de la iglesia, formada por grandes piedras sillares. En frente, antes había un bar y ahora hay una casa rural. En esta calle vivía el señor cura, en la casa parroquial. Cuando yo era chico vivía también una pareja que eran los dos muy bajitos. Ella se llamaba Lucía y el Faustino, yo pensaba al  principio que eran matrimonio, pero después me enteré que sólo eran hermanos. Tenían mucha amistad con el cura Mosén Salvador, alias el Moreno, porque así tenía la tez, y con su casera la señora Juliana.
LA CALLE SAN MARTÍN es la calle que conduce hacia Santa Ana y el cementerio. Al principio se encuentra la ermita de nuestra patrona la Virgen de Esperanza. Antes era una calle empedrada. Cuando pasaban las caballerías, a veces saltaban chispas. Era una calle muy frecuentada, porque por allí se salía hacía la parte principal de los campos del pueblo.
SAN MARTÍN  era un santo muy popular, casi tanto como san Roque. Era un soldado francés y siendo catecúmeno, preparándose para recibir el bautismo, una tarde muy fría, cuando  viajaba en un brioso caballo, le salió al paso un pobre y harapiento mendigo aterido de frío. Entonces se quitó la capa, cogió su espada y la partió por la mitad para dársela al pobre. Cuenta la historia que después Jesús se apareció al obispo vestido con la media capa de Martín y le dijo: Esta es la capa con la que me ha vestido y socorrido el catecúmeno Martín.
CALLE ZOCODOVER. Esta calle tiene nombre árabe. Zoco significa mercado. Es probable que si en nuestro pueblo quedaron algunos habitantes musulmanes, viviesen en esta calle y se dedicasen a la industria casera y al comercio. Además es la calle más cercana al castillo y en la Edad Media muchos vivían junto a los castillos para recibir la protección de






los señores. En Toledo también hay una calle que se llama ZOCODOVER, y allí sí que vivieron multitud de musulmanes, antes y después de la Reconquista.
PLAZA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Esta plaza se le dedicó al Sagrado Corazón de Jesús en la década de los cuarenta, cuando se instituyó en el pueblo su fiesta, a la que se dotó con un día de música. Los habitantes de Godojos siempre tuvimos mucha devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Su fiesta se celebraba con misa solemne y procesión por todo el pueblo. Después también  nos divertíamos  de lo lindo tomando vermut, comiendo opíparamente y bailando en la plaza al medio día, por la tarde y por la noche, así como la víspera. A pesar de que la fiesta caía en plena temporada de siega, todo el mundo la guardaba, y sobre todo, la gente joven la esperaba con auténticas ansias para divertirse.
CALLE O PLAZA DE LAS CUATRO ESQUINAS. “Plaza de la cuatro esquinas/ cuantas veces te he rondado,/ y las que te rondaré/ si no me llevan soldado”. Así cantaba una jota que se cantaba en todas las rondas al llegar a ella. Es una plaza agradable. Cuando yo era niño había una gran acacia en el centro.
CALLE DEL HORNO. Se llama así, porque hace muchos años el horno estaba allí. Es una calle estrecha y que conduce a la parte alta del pueblo donde, desde siempre, hay dos casas con muy buenas vistas y muy soleadas.
CALLE DE LAS HERAS. Es una calle muy empinada. Antes era casi un pequeño barranco. En las tormentas el agua bajaba desbocada por ella. En el centro de la calle, en un pequeño remanso o plazoleta, tenía su casa la tía Paca, que vivía con sus tres hijos, Goyo, Salvador y Tomasico.
CALLE DE LOS HUERTOS. Recibe este nombre porque en ella había varios huertos. Al principio de la calle hay dos casas, en mitad se ha construido otra, en el recodo estaba el matadero y una cochera donde hacíamos teatro. Ahora está en ella el flamante bar de Godojos. La obra más importante que se ha hecho en el pueblo en los últimos años. Hacia la plazoleta se halla el regachón, antes también había una vieja fábrica abandonada, donde también hacíamos teatro. Desemboca en la plazoleta desde la que arranca la carretera.
CALLE DE LOS CAMPOS. Une la plazoleta con el extremo final del pueblo y comunica con un terreno que se llama Los Campos.
CALLE DE LA SOLANA. Empieza de manera muy estrecha y con una curva en ángulo recto. Por este motivo no pueden pasar por allí los coches. A pesar de ser la zona más soleada del pueblo, actualmente está prácticamente abandonada. Es una pena. Allí nació y vivió de chico mi amigo Jesús Borque. Era la casa del tío Cipriano, una casa estupenda. Además tenía junto al corral una casa vieja, donde nuestros padres hacían riquísimo aguardiente, con el alambique de su amigo Toribio, en las vísperas de Navidad.

CALLE DE LA AMARGURA. Es la calle más pequeña del pueblo. Une la calle Los Huertos con la calle Bajera. Se llama así porque en su confluencia con la calle Los Huertos, en la procesión del  Jueves Santo, la Virgen Dolorosa y el apóstol san Juan se encuentran con Jesús que lleva la Cruz  sobre los hombros para ser crucificado. 
LA CALLE DEL ECO. Conduce hasta un paraje donde hay una gran piedra señalada con unas incisiones que semejan cruces. Desde ese lugar, si hablas en voz alta, tu voz choca contra la pared del castillo y vuelve en forma de eco de manera clara y nítida.
LA CALLE DEL CASTILLO. Desde la Cuatro Esquinas conduce al castillo. Pasa por una casa rural y por algunas bodegas.
Otras calles son la CALLE LA CULEBRA Y LA CALLE DE LAS BODEGAS.
ZARAGOZA 15 DE MARZO DE 2013
CARLOS ALDA  

jueves, 14 de marzo de 2013

AMIGOS DE GODOJOS



Hoy, día 13 del mes 3, del año 2013, hemos celebrado un nuevo almuerzo los AMIGOS DE GODOJOS, en el restaurante EMPERADOR. Invitaba mi tío, JOSÉ ALDA CEBOLLA, que el día 24 de febrero cumplió 82 años. Hemos disfrutado de un almuerzo completo en muy buena compañía. No faltaba ninguno del grupo que almorzamos ordinariamente. Paco, el marido de Dolores Cebolla, ha repartido las fotocopias de lo que se ha publicado últimamente en nuestra página de GODOJEÑOS. Todos hemos recordado los buenos momentos vividos y nos lo hemos pasado muy bien contemplando las fotografías de los eventos.
Hablando con unos y con otros ha salido la SEMANA SANTA y el lugar dónde la íbamos a pasar cada uno. Yo he vuelto la mirada atrás y me he recordado de la CUARESMA Y SEMANA SANTA de mi pueblo cuando era niño.
MIÉRCOLES DE CENIZA. Todos los escolares, acompañados del maestro y la maestra subíamos a la iglesia para que el sacerdote nos impusiera la ceniza. Recuerdo perfectamente la frase que el cura nos decía en latín: “Memento homo quia pulvis est, et in pulvis  te reverteris”. “Recuerda hombre que eres polvo y que en polvo te has de convertir”. La frase impresionaba un poco, aunque como niños veíamos la muerte muy lejana.
VIERNES DE CUARESMA. La tarde de los viernes, vuelta a la iglesia, junto con los maestros para asistir al VIACRUCIS. Un monaguillo llevaba un gran crucifijo y acompañábamos al sacerdote por la iglesia rezando las catorce estaciones. Para nosotros la tercera estación, la séptima y la novena eran las más interesantes. Estas estaciones representan las tres caídas de Jesús y todos nos echábamos cuerpo a tierra, con gran estrépito, para besar el suelo. Como siempre se rezaba el mismo viacrucis nos lo sabíamos de memoria.
DOMINGO DE RAMOS. Santa misa, bendición de los ramos de olivo y procesión por la plaza del pueblo. En Godojos había pocos olivos, creo que no había otros que unos muy grandes que tenía el tío Perico Castejón en una finca. El ramo de olivo lo colgábamos en el balcón de la casa y allí permanecía de año en año.
LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTO. En estos días asistíamos todos los chicos a los maitines. Se celebraban l por la tarde. Yo recuerdo que mi padre venía antes del campo para cantarlos con el cura. Se sacaba un lucernario un tanto desvencijado, que  estaba formado por un pie bastante firme y un triángulo en el que estaban puestas 15 velas. Según se cantaban los salmos se iban apagando previo aviso dado por el sacerdote que golpeaba el libro de cánticos para que el monaguillo apagase las velas de una en una. Al final, cuando ya no quedaba ninguna vela, venían las tinieblas y los chicos tocábamos los mazos y carracas con todas nuestras fuerzas. Además para hacer más ruido pateábamos la tarima con lo que el estruendo era infernal y la polvareda que se levantaba considerable. Este rito debe ser típico de Aragón. Ramón J. Sénder, en uno de sus libros donde cuenta sus experiencias de niño en su pueblo de Chalamera, narra un episodio semejante, aunque allí le llamaban “matar a los judíos”. En nuestro pueblo lo que representaba era el terremoto y las tinieblas que sucedieron a la muerte de Jesús.   
JUEVES SANTO. Era una fiesta muy importante. Después de la misa se entronizaba el SANTÍSMO en el monumento, previamente adornado por las MOZAS DE SEÑOR con macetas llenas de brotes amarillos de lentejas germinadas  y con velas que iluminaban el recinto. Los CENTURIONES Hacían guardia y los fieles del pueblo visitaban de continuo el monumento rezando las oraciones pertinente, que se llamaba estación. Por la noche también se hacía guardia y se acompañaba toda la noche al Santísimo. Entre visita y visita se celebraban reuniones en las casa y se bebía abundante LIMONADA, también se comían pastas horneadas días antes para el efecto.
El momento más esperado era la procesión de la tarde en la que se cantaba el miserere y los tres capuchinos llevaban la cruz de Jesús por todo el pueblo, acompañados de los dos ángeles que cantaban una canción muy bonita relacionada con los últimos momentos de la vida de Jesús. Emocionante era el encuentro de Jesús con la Virgen Dolorosa y San Juan, que tenía lugar en la calle de La Amargura. Para los chicos era el momento cumbre de la procesión, porque ya desde allí veíamos la ventana del tío Federico iluminada con dos farolillos y la figura de su mujer, más blanca que la nieve, que era el único momento que se dejaba ver en el año.
De vuelta en la Iglesia se cantaban, con mucha devoción, las HORAS DEL RELOJ, que narran la Pasión de Jesús.
VIERNES SANTO. Por la mañana se rezaba el viacrucis por el cementerio. Después en la iglesia el sacerdote pronunciaba el sermón de “LA BOFETADA”. Se seguía visitando al Santísimo en el monumento. También se recorrían las casas bebiendo limonada. Pero ya no se comían tortas. En Godojos se decía que el Viernes Santo ayunaban hasta los pájaros. Como se bebía mucha limonada y no se comía para empaparla la gente estaba un tanto colocada. A medio día había que ir a escuchar el sermón de “LAS SIETE PALABRAS”. Por la tarde se tenían los oficios y la procesión del SANTO ENTIERRO, con una representación muy teatral en la plaza.
SÁBADO DE GLORIA. La misa de resurrección se celebraba por la mañana, no como ahora que se hace por la noche. Se bendecía el agua para la pila bautismal, se encendía el cirio pascual, y se cantaba el “Regina Coelli Laetare, aleluia”. Los monaguillos cogíamos agua bendita en los calderillos o acetres e íbamos de casa en casa cantando el Regina Coelli y bendiciendo las estancias de las mismas. La gente nos daba huevos, patatas, otros alimentos y algunas pesetillas para celebrar una buena merienda.
Así pasábamos los días de Semana Santa. Testifico que la gente asistía a todos los sermones y oficios con mucha devoción.
En casa se guardaba el ayuno y  la astinencia. Las comidas típicas de estos días eran los garbanzos con congrio, los huevos tontos y el bacalao con salsa blanca y huevos escalfados.
ZARAGOZA, 13 DE MARZO DE 2013.
CARLOS ALDA



lunes, 25 de febrero de 2013

ALMUERZO DE FEBRERO


Un nuevo almuerzo celebramos a mitad de febrero. Asistimos todos  menos el amigo Roque que está aprendiendo a manejar el ordenador y tenía clase a esas horas. Nos recordamos especialmente de ALFONSO CEBOLLA, nuestro amigo y asiduo asistente a los almuerzos. Lo añoramos y brindamos por él, convencidos de que desde arriba nos vería y disfrutaría recordando los muchos almuerzos en los que él participó. Invitó Ángel Ramos, mi cuñado. El lugar de la celebración fue el de siempre, el restaurante – bar, EMPERADOR. Nos trataron muy bien. Unos platitos con morcillas y otros con longanizas para abrir boca. Después los consabidos huevos fritos con jamón o panceta y con riquísimas patatas fritas, de las que ya no se hacen. Por supuesto sacaron un buen vino tinto y al final nuestros cafés, copas o chupitos de orujo. Terminamos la mañana jugando al guiñote.

Hablamos de muchas cosas. Salió a relucir la reciente meriendilla celebrada en Godojos el día de SÁBADO OVERO. Todos nos recordábamos de las molletas y buñuelos que nuestras madres nos preparaban. También salieron a relucir esas CLUECAS que se cocían en el horno rellenas de dos huevos duros, los tallos de longaniza, las magras y las costillas de cerdo.

Alguno recordó que aunque el tiempo fuese malo y extremadamente frío no perdonábamos la meriendilla por nada del mundo. En Godojos se pasaba mucho frío en invierno. La verdad es que lo combatíamos de la mejor manera posible. ¡Como se agradecía que por las noches se calentasen las camas con los calentadores! ¡Qué buenas sabían las sábanas calentitas! Y que frías estaban si no quedaban brasas para que el calentador les quitase el frío. También se calentaba agua que se metía en botellas, a veces ladrillos que tomaban calor en contacto con la plancha del hogar. Aún así los sabañones hacían su aparición en las manos, en los pies y en las orejas. ¡Qué puñeteros eran y cómo picaban!

En las escuelas encendíamos las estufas siempre que el Ayuntamiento nos comprara serrín, que recuerdo se guardaba en el matadero. Un año que no había serrín, el maestro de turno, llamado don Francisco, nos pidió que bajásemos todas las suelas que tuviésemos de alpargatas o sandalias. Ardían en la estufa que era un placer y calentaban muchísimo. Olía a goma, pero ese olor era fácilmente  soportable. Las chicas se bajaban las rejillas con brasa y así tenían calentitos los pies.

Alegra recordar estos tiempos y estas privaciones. Doy fe que no por eso perdíamos la alegría ni las ganas de jugar. Con pocas cosas éramos felices en el pueblo, tal vez porque nos conformábamos con lo que teníamos y con el cariño de nuestras familias y de nuestros amigos. Hoy para ser felices necesitamos muchas cosas y a veces no lo somos  porque no recibimos el cariño y las atenciones de aquellos que deben querernos.

CARLOS ALDA.

ZARAGOZA 22 DE FEBRERO DE 2013  

jueves, 14 de febrero de 2013

SÁBADO DÍA 9 DE FEBRERO, LA MERIENDILLA. SÁBADO OVERO





SÁBADO DÍA 9 DE FEBRERO, LA MERIENDILLA. SÁBADO OVERO 
Por fin llegó el día de la meriendilla. Todo presagiaba que no íbamos a poder celebrarla en la cueva de san Jorge, pero en pocas horas el tiempo cambió. Brilló el sol con fuerza, el viento amainó y los que llegamos a la cueva tapados hasta las cejas, dejamos las bufandas y tabardos en un rincón y disfrutamos de unas horas de buen tiempo.
La cueva estaba acogedora. Habían preparado dos cómodas  mesas con manteles de papel, sobre los que pusimos nuestras tradicionales molletas rellenas de sabrosas costillas, chorizos, longanizas y magras en adobo además de una redonda tortilla de patata. No faltaron los aperitivos para compartir ni  el sabroso tinto en botella o en bota. El buen humor y la alegría nos contagiaron a todos.
En un rincón de la cueva, en previsión de que podía hacer frío, se encendió una hermosa hoguera. No la necesitamos para calentarnos, pero sirvió para perfumar el ambiente, ya que se quemó leña de romero y para asar unas láminas de rica papada que trajo Salva desde Zaragoza.
En los postres se pasaron por las mesas lo más típico de la meriendilla: LOS BUÑUELOS. ¡Qué apetitosos estaban! Redondos, tostaditos, huecos por dentro, como debe ser, endulzados con azúcar, con polvos dulces o con miel. Otros rellenos con diversas mermeladas o cremas. Los hombres nos sentíamos agradecidos a las manos de las mujeres, que todavía saben hacer dulces tan sabrosos, como los hacían nuestras madres antaño.
Tal vez por miedo a los pronósticos de mal tiempo, no estuvimos tantos como otras veces en la cueva pero aún así participamos un grupo numeroso, alegre y muy unido. Elena y Carlos trajeron a sus hermanos y hermanas de Madrid. María y Domingo también subieron a la cueva. Puri y su marido Bienve estaban. Pili, Santiago, su hermano y su hijo comieron también la meriendilla. Fermín y Toñete dominaban el extremo de la mesa. Juan, Paula, Borque, Conchita, Salva, José Luis  y un servidor completábamos el grupo.
Se tomó café, y se saborearon copas de diversos destilados, predominaba el orujo. En este momento fue cuando Carlos Galindo cogió su guitarra y la emprendió. Al principio cantamos todos sencillas canciones populares y conocidas, después tocó el turno de cantar la Albada, de Labordeta y corridos mejicanos y ahí entraron de lleno Santiago y José Luis, quienes se manifestaron grandes cantautores de fuertes y sonoros vozarrones que nos acompañaron en la cueva y también en el bar durante toda la tarde.
Terminamos el día en el bar, bebiendo, cantando y jugando al guiñote. Fue un día muy completo. Hasta el año que viene.
ZARAGOZA 12 DE FEBRERO DE 2012. CARLOS ALDA

jueves, 7 de febrero de 2013

INVIERNO EN GODOJOS


Los inviernos eran duros en Godojos. Todos los años solían caer grandes nevadas, que hacían difícil la circulación por las calles. Recuerdo haber visto a mi padre y a otros hombres retirar la nieve con palas para abrir caminos hacia la fuente o hacia la iglesia. Los tejados se llenaban de chorlitos o carámbanos que colgaban como puñales amenazadores. Los pobres gorriones se acercaban hasta los gallineros intentando conseguir algunos granos de alimento. Por las mañanas los hombres se refugiaban en la posada del  Tío  Ramón o tomaban el sol, si es que lo había, en lugares protegidos del aire y por las tardes se llenaba el bar de personas que jugaban a las cartas y fumaban sin parar. Las mujeres permanecían en las casas calentitas junto a los braseros, cosiendo, jugando a las cartas o en amigable conversación con las amigas o familiares.
La vida en Godojos era muy sencilla. Gracias a que se había matado el cerdo había comida abundante y la grasa necesaria para apañar los cocidos, las patatas o los diferentes guisos que entonces se hacían. Se comían las morcillas y las ricas tajadillas de papada o de la cinta que sabían a gloria. El corral estaba abarrotado de sarmientos, que se habían recogido después de la poda, pasando mucho frío al sarmentarlos. Entre las aliagas, los sarmientos y tal vez alguna cepa se mantenía caliente el hogar y la cocina, lugar donde se hacía la vida.
No faltaban los huevos, pues todo el mundo tenía sus gallinas en el corral, ni la leche para desayunar  por las mañanas, pues la madre ordeñaba la cabra dos veces. También teníamos los cabritillos a los que habíamos cuidado con mimo y con cariño. Cuando nacieron disfrutamos de los sabrosos calostros y cuando ya eran mayores los sacrificábamos con gran pena.
Las fiestas en invierno eran pocas pero muy celebradas: San Antón, san Sebastián, la candelaria y san Blas. San Blas en Godojos era punto y aparte. Ya conté el año pasado como se hacía. El gallo que colgábamos en la plaza, nos alegraba el día a todos. Recuerdo que en cierta ocasión  vimos venir al Goyo con tres pollos, dos capones y un gallo. Los había ganado en una carrera de las que se hacían en los pueblos. Ese año le compramos a la tía Paca el gallo que había ganado el Goyo, que era muy hermoso y con una cresta muy roja. San Blas era una fiesta entrañable y poética a la vez. Los vates del pueblo componían versos y rimaban canciones contando las andanzas del gallo por las casa del pueblo.
Otras fiestas de invierno eran LAS MERIENDILLAS que se celebraban el JUEVES LARDERO Y EL SÁBADO OVERO, donde aparte de comer la molleta con el palmo de longaniza y las magras de lomo, o la clueca con los huevos duros y las cosas buenas del cerdo. Además esos días comíamos los buñuelos, huecos, sabrosos, endulzados con azúcar o con miel. Las cuevas de san Jorge eran nuestros refugios esos días. Actualmente aún celebramos en Godojos la merienda del sábado overo.
Después de las merendillas venía el miércoles de ceniza y el inicio de la cuaresma. Los maestros nos subían  a la iglesia para que nos impusieran la ceniza y nos recordaran que somos polvo y que en polvo nos tenemos que convertir. También nos subían a la iglesia el viernes por la tarde para hacer el “VIACRUCIS”, así que nos sabíamos de memoria lo que se rezaba en cada estación.
Después de la cuaresma terminaba el invierno y llegaba la primavera. Con el buen tiempo también la vida mejoraba en Godojos.
CARLOS ALDA
ZARAGOZA 7 DE FEBRERO DE 2013



sábado, 26 de enero de 2013

ADIÓS, ALFONSO, ADIÓS.



ADIÓS, ALFONSO, ADIÓS.



Querido primo y amigo Alfonso: Te nos has ido de repente, sin hacer ruido, sin molestar a nadie, por sorpresa. En el último cumpleaños que celebramos, Jesús Borque nos dijo que estabas un poco indispuesto y que por ese motivo no nos acompañabas. ¿Quién iba a esperar este desenlace? El día 22 cumpliste ochenta redondos años. El grupo de amigos de Godojos pensábamos celebrarlo por todo lo alto,  y ya ves, en tres días todo se truncó. Te has ido y has dejado un hueco importante en nuestro grupo.
Alfonso, te echaremos de menos. Había cosas en ti que no se pueden olvidar fácilmente. Siempre fuiste generoso y comprensivo con el grupo. Disfrutabas como cualquiera comentando cosas del pueblo, almorzando con los amigos o jugando al guiñote. Sabías disculparte cuando tenías que ir a recoger a tus nietos o llevar a tu mujer al médico.
Alfonso, tú siempre fuiste un hombre afable, de sonrisa amplia, de corazón generoso, amigo de tus amigos y siempre prudente en tus comentarios e intervenciones.
Hace ya muchos años, recién llegado a Zaragoza, recuerdo las veladas en casa de tus hermanas Feli y Rosario. Todavía vivía tu padre, el tío Justo, hermano de mi abuela Petra. Muchas noches de invierno nos pasábamos y jugábamos a las cartas con tus hermanos Justillo y Ángel. Tú hacía poco que te habías casado y estabas en tu casa con tu mujer y tus hijas. Eran otros tiempos, todos éramos jóvenes y llenos de vida.
Hoy en el tanatorio, junto a tu cuerpo sin vida y viendo a tanta gente que te quería he pensado en todas estas cosas. Mañana iremos a decirte adiós en la misa de “Corpore in sepulto” y elevaremos al cielo una oración por tu alma. Los que tenemos fe en la otra vida, sabemos que tú estás ya disfrutando de la maravillosa presencia de Dios, te lo has merecido porque has sido una persona buena y honrada. Ayer, en Godojos, las campanas tañeron tristes y plañideras por tu ausencia, pero a la vez nos recordaron, que también saben repicar a gloria, cuando alguien como tú pasa a la otra orilla donde ya no hay tristeza,  ni dolor ni lágrimas, sino solo alegría, paz y felicidad.
DESCANSA EN PAZA QUERIDO ALFONSO. ¡HASTA EL CIELO!
CARLOS ALDA
ZARAGOZA, 26 DE ENERO DE 2013

miércoles, 23 de enero de 2013


DESPEDIDA DE CARMELA

Hoy hemos subido al cementerio para dar el último adiós a CARMELA. La capilla del cementerio estaba abarrotada de gente. Bastantes eran de Godojos y un grupo muy numeroso de amistades de su marido y de sus hijos. Carmela se merecía una despedida generosa, porque generosa fue ella siempre. Era puntual y asidua a todas las despedidas de la gente de su pueblo.
Un cuadro con su imagen, colocado sobre el féretro, presidía el acto religioso en la capilla del complejo. Estaba guapa, porque siempre lo fue, y en su lecho mortuorio, a pesar del “rigor mortis” conservaba esa naturalidad y belleza que nunca le abandonó.
Vuelvo a mis años de niño en Godojos. Yo recuerdo a Carmela, que era de la edad de mi hermana mayor, como una joven alegre, simpática, vitalista y muy guapa. A pesar de las privaciones de aquellos años éramos felices. Carmela vivía en una familia numerosa con sus cuatro hermanos y su hermana Isabel. Seguro que recibió abundante cariño de sus padres y de sus hermanos. Después, en Zaragoza, formó su familia que hoy la lloraban y sufrían su ausencia. Mis condolencias a todos ellos.
Los amigos de Godojos, que hoy hemos acompañado a su hermano Luis, a su esposo, a sus hijos y a sus sobrinos, seguro que hemos elevado al cielo una oración por ella, con la certeza de que subirá hasta lo alto, lo mismo que suben los sones plañideros y tristes de las campanas de nuestra iglesia, bien tañidas por el Borque en esta ocasión y en ocasiones similares.
DESCANSE EN PAZ NUESTRA QUERIDA CARMELA Y QUE DIOS LA PREMIE CON LA GLORIA.
ZARAGOZA 23 de enero del 2013
CARLOS ALDA 

ALMUERZO EN LA VÍSPERA DE SAN ANTÓN


Hoy, día 16 de enero, hemos retomado la marcha de los almuerzos. Estábamos  todos, menos Alfonso Cebolla que está un poco malito. Invitaba Jesús Borque. Como siempre hemos disfrutado de unos platos de morcilla, de otros de longaniza, bien fritica, y del par de huevos con patatas fritas, jamón o panceta. Todo muy sabroso y rico en colesterol. Por supuesto que había buen vino y que después nos hemos tomado nuestros cafés y copas y hemos echado nuestras partidas de guiñote.
Como en todas las reuniones hablamos de todo lo relacionado con nuestro pueblo. Hoy ha salido a relucir la fiesta de san Antón patrono y protector de los animales. En  Godojos, que era un pueblo agrícola, había muchos animales: mulas, machos, caballos, yeguas, burros, burras, cerdos, cabras, cabritos, ovejas, gallinas, gallos, conejos, perros, gatos y perdigachos… todos eran útiles. Los machos y las mulas hacían las funciones de los actuales tractores. Las familias del pueblo presumían de tener una buena yunta de mulas o de machos. Los caballos y yeguas se empleaban para viajar. ¿Quién no recuerda la yegua del Sr. Camilo o del Alfredo y del caballo del capador de Milmarcos? Los borriquillos y borriquillas llevaban pequeñas cargas al monte y servían para que sus dueños fueran montados hasta el tajo. Los perdigachos se empleaban como reclamo en la caza de la perdiz, los demás animales eran nuestro alimento proteínico o nuestros animales de compañía y de caza de ratones.
En muchos pueblos el día de san Antón lo celebran haciendo grandes hogueras y luminarias la noche anterior, en Godojos lo celebrábamos subiendo las mulas a la ermita de santa Ana. Allí se daban tres vueltas al complejo de la iglesia y cementerio y en cada vuelta se paraba en la puerta de la ermita a rezar un Padre Nuestro. Los mozos lo hacían montados en las caballerías y corriendo al galope, siempre que no hubiese hielo. Las mañanas del día 17 de enero solían ser muy frías. Yo recuerdo que había grandes escarchas y el suelo aparecía completamente blanco. Desde la plaza la gente miraba encantada la ceremonia de dar vueltas y vueltas para pedirle al santo que protegiese a sus animales. Hoy me he encontrado con Santiago “el Chulo” y su mujer Aguedica y se recordaban perfectamente de esta fiesta. Me ha comentado que un año subió con las cuatro mulas del tío Jesús Castejón y que se las vio y deseó para mantenerlas unidas y sin tirar coces ni escaparse.
Como premio, en este día de san Antón, se comía el MORCILLÓN que sabía a gloria y así se cumplía el dicho: “PARA SAN ANTÓN SE COME EL MORCILLÓN”. También había otro dicho que rezaba así: “POR SAN ANTÓN, GALLINA PON, Y SI NO RETORCIJÓN”. Lo que ya no tengo claro es si esto se llevaba a efecto o se les daba algún tiempo más de gracia a las gallinas. En Ibdes se decía:”San Antón como era viejo, le quitaron el pellejo y se hicieron un tambor, que se tocaba en Castilla y se oía en Aragón.
Zaragoza 16 de enero de 2013
CARLOS ALDA