jueves, 11 de febrero de 2016

MERIENDILLA 2016

El día 6 de febrero se celebró en Godojos “LA MERIENDILLA”.  Mis recuerdos me llevan a la época en que éramos niños. Los dos días de la meriendilla eran unos de los días más felices del año y por lo tanto de los que mejores recuerdos se guardan.
A las once de la mañana abandonábamos la escuela, de la que salíamos en desbandada. Nuestras madres ya nos habían preparado la molleta con el palmo de longaniza, las costillas, las magras y el chorizo. La solíamos coger haciendo los buñuelos, que salían tan huecos y sabrosos como los que más.  En un talego limpio, ya que no había mochilas como sobran ahora, nos colocaba la merienda: la molleta rellena, los buñuelos con miel o azúcar y un par de naranjas sanguinas para postre o para la merienda.
Todos los chicos nos juntábamos en la plaza y partíamos en pandilla hacia las cuevas de san Jorge. Las chicas iban por otro lado. Los talegos los llevábamos colgados a la espalda, como rudimentarias mochilas. Poníamos un pitón o canica en cada uno de los extremos y lo atábamos con sendas cuerdas a la boca del talego a modo de mochila. Llegados a san Jorge, subíamos a la cueva y empezábamos a dar buena cuenta de la merienda. La realidad es que nos comíamos todo, salvo algo de pan y las naranjas que las dejábamos para comerlas por la tarde en el puente o en la fuente de Santa Ana.
Ahora en Godojos hay pocos chicos, pero los mayores han retomado la ancestral costumbre y disfrutan del día a tope. Este año la cueva se llenó de comensales. En principio un sol maravilloso los acompañaba y se estaba estupendamente bajo la rocosa bóveda. Sin embargo después de saborear las viandas, el  viento ábrego se levantó  con fuerza y obligó a todos a volver al pueblo. Aún hubo unos valientes que se fueron a la ermita de san Jorge a cantar con Carlos y su Guitarra.
En el reportaje gráfico se ve la cara de satisfacción de todos y lo bien preparadas que estaban las molletas y lo huecos y sabrosos que debían estar los buñuelos. Por cierto debéis conocer, que los buñuelos  los enseñó a hacer un hermano de Toribio, que se llamaba Paulino, y que era pastelero en Zaragoza, donde poseía una estupenda pastelería. El dio la fórmula: un vaso de agua, medio de aceite, cuando la mezcla está a punto de cocción se echa un vaso de harina y se hace la masa. Se deja enfriar y cundo ya está en su punto se mezcla con cuatro huevos, batidos uno a uno. Se fríen en la sartén lentamente y con abundante aceite de girasol. Ellos solos se llenan de aire y se dan la vuelta sin necesidad de tocarlos.
La meriendilla es un día más de convivencia y alegría entre los que aman a Godojos.
ZARAGOZA, 10 DE FEBRERO DE 2016.

CARLOS ALDA