sábado, 28 de febrero de 2015

ADIOS A JOSE MONGE PABLO

Ayer dimos  cristiana sepultura, en Godojos, a José Monge Pablo. José era uno de los Patriarcas que quedaban en el pueblo. Había cumplido 87 años. Superó con creces la edad de su padre, que murió joven, de su madre Resurrección y de su hermano Germán. Era agradable ir al pueblo y encontrarte a José sentado al sol o a la sombra, dependiendo del tiempo, en los poyos de la casa de Joaquín o de la fuente. Para mí, al menos, ver apersonas ancladas de por vida en el pueblo era reconfortante.
Cuando yo era niño, mi casa y la de los Monge eran vecinas. Recuerdo a la tía Resurrección, delgadita, pero fuerte, siempre de luto. Sus hijos altos y fuertes, y su hija María, llena de vida y de juventud. Eran otros tiempos, entonces Godojos bullía de vida. Años después llegaría la diáspora, poco a poco nos fuimos yendo del pueblo. José  y su mujer permanecieron en él.
Ayer recibió la despedida de muchos de sus vecinos y de cantidad de amigos de sus hijas y de los pueblos vecinos. Las puertas de la Iglesia se abrieron de par en par para recibir su cadáver. La iglesia donde fue bautizado, donde recibió la primera comunión, donde se casó y donde bautizó a sus hijas. Lo mismo que la Iglesia de su pueblo lo recibió con las puertas abiertas, lo habrá recibido Dios Misericordioso con los brazos acogedores.
Las campanas tañían llenas de tristeza con el toque de difuntos. Jesús Borque cumplía su promesa de tocarlas en su entierro. Jesús me contaba en el viaje, que José, no hace mucho, le había invitado a una cerveza y le había pedido que cuando falleciese tocase las campanas. Se cumplió su deseo.
En la iglesia, llorosa, estaba toda su familia. Sus hijas y yernos, sus nietos, su hermana María con su familia y su hermano Jesús con sus hijos. La misa fue emotiva. Recordando mi infancia eché de menos el catafalco que poníamos los monaguillos en el centro de la iglesia y las cadencias de los cantos gregoriano que cantaban mi padre, Cipriano, Germán, José, el tío Monge… Esa secuencia con el “Recordare Jesu Pie”… que te ponía la carne de gallina. En compensación varias señoras cantaron cánticos religiosos muy entonados y llenos de mensaje. Olga leyó sendas cartas, muy cariñosas y emotivas, de un nieto y una nieta.
Subimos al cementerio, acompañados siempre del triste tañido de las campanas. Allí lo colocaron en el panteón familiar junto a su esposa. El sacerdote rezó un responso y todos nos despedimos. Que  el matrimonio descanse en paz y disfrute de  felicidad en la vida eterna por siempre.
Zaragoza, 28 de febrero de 2015

CARLOS ALDA

miércoles, 11 de febrero de 2015

OFICIOS EN GODOJOS

La despoblación del mundo rural, sobre todo en Aragón es una realidad. Cuando yo era niño en Godojos éramos alrededor de quinientos habitantes. Hubo épocas, que hasta las casa más pobres y abandonadas estaban habitadas por emigrantes, que se establecían temporalmente en Godojos. Aparte de la dedicación casi total a las labores agrícolas en el pueblo había otros oficios, que voy a intentar resumir brevemente.
En los años cincuenta Godojos tuvo SACERDOTE, MÉDICO, MAESTRO Y MAESTRA Y SECRETARIO  que eran funcionarios públicos desempeñados por personas que no eran del pueblo.                   
SACERDOTES conocí a Mosén SALVADOR  y a Mosén FÉLIX. 
MÉDICOS: Don FELIPE Y don ENRIQUE. Este último se casó con Laurita, moza del pueblo.
MAESTROS Y MAESTRAS: Don PATRICIO y doña Agustina, matrimonio pedagógico. Don CAYO y doña CARMEN, que se casó con mi tío Pablo. Don CELESTINO Y don FRANCISCO.
SECRETARIO: don Gil  y JESÚS JAVAL,  que se casó con Elena, moza del pueblo.
JUEZ DE PAZ: Yo conocí como tal al tío Monge. Su misión era juzgar litigios entre vecinos y procurar que todos llegasen a un acuerdo amigable.
GUARDIA: Se preocupaba de vigilar los campos para que nadie robara lo que pertenecía a otros. Llevaba cruzada al pecho una correa con una placa donde se indicaba su cargo. En el verano, hasta después de las vendimias, había dos guardias que vigilaban todo el término.
AGUACIL Y PREGONERO: Fue el tío Federico, que era hermano de mi abuela. Heredó el cargo su hijo Domingo. Recuerdo que llevaban gorra de plato en algunas ocasiones y que tocaban una corneta antes de recitar el pregón que siempre empezaba: “De Orden del  señor Alcalde se hace saber…”. También anunciaban la venta de sardinas o de otras cosas.
MEDIDORES: solían ser dos y se encargaban de medir el vino, mediante la cántara, cuando venían a cargar los camiones  o castellanos bajaban de  Soria o  de Guadalajara con sus caballerías y su buena merienda a comprarlo. Una vez que estuvo mi padre hospitalizado, coincidimos con una familia de Gómara, Soria, y al decirle el pueblo de donde éramos nos recitó el refrán: “ El pan con ojos, el queso sin ojos y el vino de Godojos”. Se lo había enseñado su padre, que bajaba a nuestro pueblo a comprar vino todos los años.
FORJADOR: En Godojos tuvimos la suerte de tener como vecino,durante un tiempo, a Pablo Remacha, auténtico artista en la forja del hierro.
En Aragón se le reconoce como uno de los artesanos más importantes del siglo pasado.Su hija Anita se caso con el locutor Paco Ortiz. Su hijo Paco Ortiz Remacha sigue como locutor.

HERRERO: Este empleo era muy importante en Godojos. En aquella época había muchas caballerías: mulas, machos, algún caballo y alguna yegua y varios burros. Había que calzarlos con herraduras. Recuerdo cómo mi tío José Luis alisaba el casco de las caballerías y después les clavaba las herraduras sacando las puntas de los clavos por el casco sin dañarlas. El herrero también aguzaba los barrones, las reja, y las orejeras de los arados o “aladros” que decíamos en Godojos. También aguzaba las diversas azadas que se empleaban en el campo. El herrero fue mi tío José Luis y una vez que estuvo enfermo le sustituyó uno de Alhama al que llamábamos herrerillo.
CARPINTERO: El tío Bernabé tuvo un tiempo una carpintería. Recuerdo que hizo las tarimas sobre las que se apoyaba el “MONUMENTO” en Semana Santa.
LUCERO: el lucero tenía que subir todas las tardes a conectar la luz al trasformador que había en el castillo y a desconectarla todas las mañanas al hacerse de día. El cargo de lucero y electricista lo tuvo siempre el tío Cesáreo. Era un hombre bueno y también buen bebedor. Cuando se enfadaba amenazaba: “Mira que te corto la corriente”…
EL MATACHÍN: Este era un trabajo temporal, duraba desde san Martín, por aquel refrán que dice: “A cada cerdo le llega su san Martín”, hasta después de san Antón. Yo conocí de matachines al tío José Cebolla, a Heraclio Monge,Tomas Valero y al tío Cipriano Borque. Todos lo hacían muy bien en esas mañanas frías de invierno, en las que se sobrevivía gracias a las copillas de cazalla y a las calorías que nos proporcionaba el almuerzo con las degolladuras del cerdo.
CABRERO: En el pueblo casi todas las familias teníamos una cabra, que nos daba leche con la que desayunábamos por la mañana. También nos daba uno o dos cabritillos al año, que criábamos en casa y que el día que los matábamos, aunque nos hacía mucho duelo y lástima, era una pequeña fiesta. Recuerdo lo buenos que nos sabían los calostros, que era la leche que se le sacaba a la cabra recién parida. Bueno, pues una persona del pueblo, casi siempre un chico joven, cuidaba a todas estas cabras. Por la mañanita tocaba un cuerno y de todas las casas salían las cabras que se agrupaban en una zona que llamábamos las “escuelas viejas”. Si alguna vez nos distraíamos las teníamos que llevar hasta allí. Al atardecer volvían al pueblo y cada cabra se dirigía a su casa sin confundirse.
PASTORES: En el pueblo había varios rebaños que cuidaban los pastores. Su vida era muy sacrificada, no tenían fiesta casi ningún día del año. Yo me recuerdo el tío Cipriano, pastor, padre de Luis, que era cofrade de san Lamberto, lo que disfrutaba ese día y lo bien que hacía bailar al pendón de la cofradía.
CARNICERO: EL TÍO Antonio y la tía Nicolasa tenían carnicería, porque tenían rebaño de ovejas. Nos vendían las chuletas para asar en la bodega y también la asadurilla para freírla en la sartén. El tío Valero también tuvo carnicería. PESCADERÍA nunca hubo en Godojos. A veces venían de Alhama o de Ateca, con una moto o con una caballería a vendernos sardinas. Eran muy apreciadas las sardinas de pico
                                             
PANADERO: Por  aquel tiempo solamente funcionaba el horno de mi abuela, pero hubo otros hornos en Godojos. Aparte de hacer el pan para venderlo, casi todas las familias llevaban los panes que habían amasado en sus artesas para cocerlo en el horno. Las mujeres hacían una señal en sus redondos panes para no confundirlos con otros. En el horno además se cocían las madalenas y los mantecados que se preparaban para las fiestas o para las bodas. Era muy típico hacer grandes tortas con aceite y azúcar para el chocolate de las bodas o para las quintas de los mozos. También se cocían para la merendilla las molletas y las “culecas” rellenas de ricos productos de la matacía. En época de racionamiento recuerdo que se cocía pan de centeno, que era más oscuro que el de trigo, le llamábamos pan negro.
TENDEROS: Dos tiendas había en Godojos, la de mi abuela y la de la tía Inocencia, eran pues las tenderas del pueblo.
LECHERO: El tío Torres compró dos vacas y vendía la leche a quien quería comprarla, si es que no tenía cabra o ésta daba poca leche.
 CRIADOS Y CRIADAS: En las casa de los ricos, como tenían mucha hacienda y generalmente pocas ganas de trabajar, solía haber uno o dos criados y una o dos criadas. Algunos eran del pueblo pero otros y otras eran forasteros o forasteras. Muchos se casarón con chicos o chicas del pueblo.
Ya veis que en Godojos había de todo. Su economía era de subsistencia, pero gracias a los cerdos, a las gallinas, a los conejos, a las cabras, al trigo que recogíamos y al vino que producían nuestras viñas vivíamos bien. Cuando necesitábamos ropa o zapatos, íbamos a Calatayud. Allí comprábamos de todo.
Saludos especiales a Vicente Cebolla Sabroso, que está en Lejona(Vizcaya) y disfruta cuando su hija le lee estos recuerdos de Godojos.Le saluda Jesús Borque y demás amigos del pueblo.

ZARAGOZA 10 DE FEBRERO DE 2015.

CARLOS ALDA GÁLVEZ




jueves, 5 de febrero de 2015

FEBRERO EN GODOJOS

El mes de febrero es un mes corto pero frío y algo traicionero. Muchos años, unos días de buen tiempo llenan de flores los almendros, pero una helada nocturna o matinal las queman totalmente y nos dejan sin almendras ese año. Recuerdo las mañanas de febrero en el pueblo y veo el cerro de las bodegas y de santa Ana cubierto de blanca y fría escarcha, que en las zonas más sombrías permanecía sin irse durante varias jornadas.
El refranero se preocupa de los cambios de este mes: “Febrerillo el corto, un día peor que otro”. “En febrero busca la sombra el perro”.  “Por san Blas la cigüeña verás, y si no la vieres año de nieves” También hacen referencia los refranes al calendario: “Por san Blas una hora y más”. Es lo que van creciendo los días. “Para san Matías pega el sol en las sombrías, se igualan las noches con los días y cantan las gollorías”. Todos sabemos que las noches se igualan con los días cuando llega la primavera el 21 de marzo, pero como la fiesta de san Matías se celebraba el día 24 de febrero ya nos vamos acercando a esa igualdad. Creo que es una cuestión de rima dentro del pareado.
Febrero era un mes que tenía cierto aliciente para los chicos de Godojos. Iniciábamos el mes con la fiesta de la “CANDELARIA”. Los maestros nos subían a la iglesia, y allí durante la misa nos repartían unos cabos de vela que encendíamos como pequeñas candelas para celebrar el día de la Purificación de la Virgen María y la Presentación de Jesús en el Templo. Escuchábamos con respeto el relato evangélico donde se repetían las profecías del Anciano Simeón y de la Profetisa Ana. Los cabos de vela los llevábamos a casa.
SAN BLAS.
Patrono de la garganta. Era un médico que fue martirizado en las persecuciones romanas. Para honrarlo los chicos de Godojos cantábamos estupendas canciones en presencia de todos.
Era un día grande en Godojos. No había escuela. Los chicos matábamos un gallo en medio de la plaza después de haberle cantado una canción cada uno. Pobre gallo colgado de las patas en el centro de una soga, que iba desde el balcón del Ayuntamiento al de la casa de mi abuela. Todo el pueblo se reunía para escuchar las canciones y las andanzas del gallo, que como un alcahuete se metía por todas las casa y conocía todo lo que en ellas pasaba. En boca de los chicos salían todos los chismes y dimes y diretes del pueblo. Había gente que no quedaba muy bien parada, pero todos admitían las revelaciones con humor. Por la tarde nos comíamos el gallo, que previamente había guisado alguna madre para todos los chicos. Invitábamos también al maestro. Ahora lo pienso, y aunque elegíamos un gallo gordo, creo que era poco gallo para tanto chico. Claro que en el recorrido pidiendo por las casa nos habían dado, además de dinero viandas muy sabrosas para compartir con el pobre gallo.
Menos mal que, como ya no quedan chicos en Godojos esta fiesta ya no se celebra, porque de ser así los ecologistas y protectores de animales descolgarían  el gallo de la soga y nos lo quitarían.
SANTA ÁGUEDA
El día cinco de febrero es la festividad de santa Águeda. Joven mártir a la que le cortaron los pechos. En Godojos no se conmemoraba de una manera especial, pero ahora, varias mujeres del pueblo celebran la fiesta en Zaragoza. Oyen misa devotamente en la iglesia del Portillo, donde se encuentra la SANTA, le rezan para que les proteja sus pechos y los de sus hijas y disfrutan de un día de fiesta, ya que en este día la mujer es la protagonista.
LAS MERENDILLAS
También en febrero se celebraban la merendillas, el jueves y el sábado. ¡Qué alegría para los chicos esos días! Soñábamos con ellos y las dos horas que íbamos a la escuela por la mañana estábamos bien nerviosos. Cuando los maestros nos daban suelta subíamos a casa toda marcha a coger el talego con la molleta, repleta de cosas buenas, y los sabrosos buñuelos endulzados con pastosa y dulcísima miel o azúcar. En grupo nos íbamos a san Jorge donde con buen apetito dábamos buena cuenta del contenido del talego.
Hoy día los mayores mantenemos esa costumbre, y el sábado nos juntamos en la cueva de san Jorge con nuestra molleta y con nuestros ricos buñuelos. Es una fiesta estupenda donde todos compartimos viandas y dulces y tomamos el sol de febrero resguardados del viento, divisando un bello paisaje a nuestros pies y allá a lo lejos el pueblo con su iglesia, la ermita de santa Ana y el castillo.       
Este año se celebra la merendilla el sábado día 14, fiesta de san Valentín. Yo animo a todos los amantes de Godojos a que vengan al pueblo a participar de esta entrañable costumbre, por descontado que se lo pasarán estupendamente.
ZARAGOZA, 5 DE ENERO DE 2015.

CARLOS ALDA GÁLVEZ