lunes, 21 de febrero de 2011

REFRANERO DE FEBRERO

FEBRERO DÍA 21
REFRANERO DE FEBRERO
El refranero de febrero es sabio y merece que lo tengamos en cuenta.
POR SAN BLAS LA CIGÜEÑA VERÁS Y SI NO LA VIERES AÑO DE NIEVES.
En febrero las castañas y el besugo no tienen jugo. ( Y las tarjetas de crédito tan poco)
SI MÁS DÍAS TUVIERA FEBRERO NO QUEDARÍA NI GATO NI PERRO.
Febrero el mes más largo  cuando no hay dinero.
QUIEN EN FEBRERO NO ESCARDA ¿A QUÉ AGUARDA?
En febrero busca la sombra el perro.
FEBRERO Y LAS MUJERES TIENEN EN UN DÍA DIEZ PARECERES.
Las aguas de febrero caben en un caldero.
EN FEBRERO UN DÍA MALO Y OTRO BUENO

jueves, 17 de febrero de 2011

NUEVO ALMUERZO

16 del 2 de 2011.

NUEVO ALMUERZO
Hoy el almuerzo ha sido en mi casa.  Me tocaba invitar.
A las 10 de la mañana nos hemos juntado en la bodega Jesús Borque, Carlos Galindo, Roque Martín, Ángel Ramos, Alfonso Alda,  José Alda, Alfonso Cebolla y un servidor, Carlos Alda. Nos falló Paco, que debía estar de viaje.
Sin prisas, nos dispusimos a dar cuenta de las ricas y sugestivas viandas: huevos fritos, longaniza, morcilla y papada asada. De postre un fresco, jugoso y sabroso melón, marca “El Abuelo”. Para beber buen vino de Godojos  de la cosecha del Borque y del Roque.
Al beber hemos brindado por los amigos presentes, por los ausentes y por los desaparecidos que siempre permanecerán en nuestro recuerdo.
Con los brindis hemos recordado a un inolvidable maestro de Godojos: Don Cayo Postiguillo. ¡Qué buen hombre era! ¡Qué agradecido! ¡Qué servicial! ¡Qué bien contaba las historias  y cuántos brindis nos enseñó!
“La mejor inyección:
píldoras de jamón
y jarabe de porrón”.

“Sube cuesta  y baja cuesta
Y bebe Cayo que nada te cuesta.”

“El grillo canta en la tierra,
El  cocodrilo en el mar
Y no hay brindis más barato
Que beber y no pagar.”

“Bota que naciste chota,
Por esos montes balando,
Dame el sebo de tu cuerpo,
Que de sed me estoy matando”.

¡Por supuesto que hubo guiñote! Dos partidas competidísimas. Los perdedores aportaban sus euros para jugar a la primitiva y a la bonoloto. Nunca nos toca nada, pero el tío José insiste en que si  seguimos jugando algún día nos hará millonarios.
Hacia medio día se han incorporado a la reunión los hermanos Nieto: José Luis y Salva. Era ya la hora de comer y nos tocaba saborear medio cabritillo bien frito y una ensalada de tomate, aliñada con aceite y muchos ajos.
Después de los postres, con nuestro café, nuestro coñac o nuestro orujo y nuestro cigarro o nuestro puro,  estuvimos un buen rato de sobremesa recordando y reviviendo  historias y chascarrillos de la gente de nuestro pueblo.
Carlos se apoderó de la guitarra y nos cantó con voz firme y templada alguna de sus canciones preferidas. Ángel inmortalizó el almuerzo sacando fotos estupendas. Terminamos la jornada en el bar Amazonas donde  volvimos a jugarnos unas consumiciones al guiñote.

Aún  nos quedan dos almuerzos antes del verano. Invitarán Carlos y  mi  tío José que cumple 80 años el día 24 de febrero, fiesta de san Matías, que como dice el refranero popular en esa fecha “se igualan las noches con los días, pega el sol en las sombrías y cantan las gollorías”. 
CARLOS ALDA

miércoles, 9 de febrero de 2011

Miguel Ángel Cebolla.

Zaragoza 9 de febrero  de 2011-02-09
 Otra vez nos reunimos  los de Godojos. Lo hacemos con relativa frecuencia y como casi siempre en el tanatorio de Torrero.
Hoy  venimos a rezar y a decir adiós a Miguel Ángel Cebolla Malo, hijo de Máximo Cebolla y de Maruja Malo y nieto del tío Ricardo y de la tía Isabelilla de Godojos.
Morir a los 45 años es una verdadera pena. Su familia está triste, dolorida, deshecha. No es para menos. Su hijo y su madre lloraban sin cansuelo. Su padre, el siempre alegre y dicharachero Máximo Cebolla, no sufre por la muerte de su hijo, porque su situación ya no le deja ni gozar ni sufrir. Los parientes y amigos sí sufrimos y lloramos su pérdida.
Muchos amigos y compañeros de trabajo han pasado por el cementerio para dar el último adiós a Miguel Ángel. La capilla del tanatorio rebosaba de hombres y mujeres con la tristeza reflejada en sus rostros. Todos  hemos rezado con la esperanza de que para él haya una vida mejor.
Dios acoja en su gloria a Miguel Ángel y de fortaleza  a sus familiares más directos para superar una pérdida tan dolorosa.
Para nosotros la vida sigue. Como decía el poeta  Juan Ramón Jiménez
“Y yo me iré
y seguirán los pájaros cantando”.
CARLOS ALDA

lunes, 7 de febrero de 2011

GRAN CENTRO SOCIAL DE GODOJOS

Papá  Noël y los Reyes Magos se han adelantado y han dejado en Godojos un maravilloso regalo de Navidad: Un estupendo “GRAN CENTRO SOCIAL”  dotado  de un completo y moderno bar,  de un amplio y acogedor salón, de una archiequipada cocina, de una  vistosa terraza y de todos los servicios y mobiliario que viste por dentro un edificio de esa categoría.
El viernes, día tres, fue inaugurado por el Vicepresidente segundo de la DPZ, don Juan Antonio Sánchez  Quero, acompañado del Sr. Alcalde de Godojos,  don Santiago Cebolla Yagüe y de otros alcaldes de pueblos vecinos.
Al tesón de Santiago, Alcalde de Godojos, y a la predisposición de los que gobiernan la DPZ, por ayudar a los pequeños pueblos para que tengan un nivel de vida aceptable, se debe que dicha obra haya llegado a buen término, después de cinco años desde que se iniciase su construcción.
Más de setenta personas acudimos al acto de inauguración, a pesar del frío intenso (los termómetros en Godojos marcaban -3º) que hacía en el pueblo después de la copiosa nevada caída por la noche. Ester  y Pascual  prepararon un generoso aperitivo. Todos los presentes dimos buena cuenta del mismo y brindamos juntos por el inicio de esta nueva etapa en la vida del pueblo.
Los habitantes de Godojos nos sentimos felices y orgullosos por disfrutar de tan estupendo regalo. Sin duda que echaremos de menos el viejo bar de la plaza, pero pronto la bondad y comodidad de las nuevas instalaciones nos harán olvidarlo.
En nombre de los godojeños que viven en el pueblo y de los que no vivimos, pero nos sentimos felices volviendo de cuando en cuando, damos las gracias a los que han hecho posible que disfrutemos de un bien tan estupendo y necesario para la buena relación y convivencia de todos.
Carlos Alda 

FALLECIMIENTO DE ALFREDO CEBOLLA

DÍA CINCO DE FEBRERO  MUERTE DE ALFREDO CEBOLLA

El día 4 de febrero, a las 11 de la noche, fallecía  ALFREDO CEBOLLA.
El  día cinco, a las cuatro de la tarde, se celebraba el entierro, precedido de la misa “Corpore in sepulto”.
Cientos de godojeños, procedentes de los más variados puntos de nuestra geografía, acudimos a dar el último ADIÓS a nuestro amigo Alfredo.
Minutos antes de la celebración religiosa, las campanas doblaban plañideras, con el repiqueteo  propio del “toque de muertos”. Es un toque triste, que acompaña las lagrimas de los seres querido y que invita a la oración y reflexión.
El sacerdote, puntual, salió a recibir el cuerpo del difunto, para que lo introdujeran en la iglesia y lo depositaran en el centro, frente al altar mayor.
En la iglesia de su pueblo, Alfredo fue bautizado hacía 75 años. De niño, allí recibió su primera comunión. De mozo se casó, en la misma iglesia, con su mujer Alicia y también allí bautizó a sus tres hijos: Alfredo, Esther y Santiago. Justo era que en la misma iglesia le diésemos el último ADIÓS.
La ceremonia fue sencilla, pero entrañable. El templo estaba a rebosar. El sacerdote pronunció unas palabras de esperanza y de consuelo. Se cantaron dos canciones preciosas:”TÚ NOS DIJISTE QUE LA MUERTE // NO ES EL FINAL DEL CAMINO”  y  “DESPIDAMOS TODOS JUNTOS AL HERMANO// Y ENTONEMOS EN SU HONOR UNA CANCIÓN”. Se guro, que Alfredo, al oírlas desde el cielo se emocionaría.
Durante la misa yo me recordaba de  las antiguas misas de difuntos, que entonces cantaban con la tonalidad propia del pueblo, que era un gregoriano degradado. La fuerte y entonada voz de mi padre, Alfonso, la cascada voz de Cipriano, la voz rota del José (Manguillas) y otras voces como las del tío Monje, Germán o Manuel… resonaban en mis oídos. El “recordare”  de la secuencia  me causó un fuerte estremecimiento: “Recordare Jesu pie”: Recuerda Jesús misericordioso, que diste tu vida para salvarnos, no me abandones en  ese día.
Después de la misa, todos nos encaminamos al cementerio. La tarde estaba soleada. A hombros de hombres forzudos, subieron el ataúd, con los restos de Alfredo, por la empinada cuesta que conduce a Santa Ana. Lo depositaron en la sepultura con auténtica maestría. El sacerdote rezó el último responso, las campanas dejaron de sonar y todos regresamos al pueblo con la tristeza en el rostro y la pena en el alma.

NOTA BIOGRÁFICA

Alfredo tenía al morir 75 años. Era hijo de Santiago Cebolla y de Eduvigis  Esteban. Tenía dos hermanos: Carmen y Jesús. Se casó con Alicia y tuvo tres hijos: Alfredo, Esther y Santiago. Los tres viven con sus parejas en el pueblo.
Alfredo era un hombre alegre y optimista. Buen comedor y buen bebedor. Trabajó duro y supo sacarle rendimiento a su trabajo, tanto en la agricultura como en la ganadería.
Paseaba por el pueblo con su vara y su sombrero que le daba un aire de patriarca romaní. Algunos le llamaban “pápa”. Él siempre saludaba  con cariño y alegría. A pesar de su mala salud, su presencia era un aliciente para todos y animaba conversaciones  y veladas. Cantaba bien y tenía especial gusto y predilección por las canciones de Antonio Molina.
Alfredo era muy sensible y emotivo. Se emocionaba y le saltaban las lágrimas siempre que le tocaban recuerdo o vivencias relacionados con su pueblo, su familia o sus amigos. Era una persona muy querida en Godojos. La prueba fue  los cientos de personas que vinieron a darle el último adiós. Los que queremos y disfrutamos con todo lo de Godojos, siempre recordaremos a este hombre bueno, que andaba por el pueblo balanceando el cuerpo, apoyado en una vara y cubierto con un sombrero.
Alfredo, amigo, como dice la canción que te cantaron en la iglesia: “Hasta el cielo”.

CARLOS ALDA























jueves, 3 de febrero de 2011

LA FIESTA DE SAN BLAS

La fiesta de san Blas y las fiestas de las “Meriendillas” eran sin duda las fiestas en que más disfrutaban los chicos de Godojos
San  Blas era una fiesta machista. Participaban solamente los niños, las niñas estaban excluidas. Además el gallo era un fanfarrón de tomo y lomo que se permitía, antes de morir, contar lo que había descubierto en sus andanzas por el pueblo.
Desde el balcón del Ayuntamiento hasta el balcón de la casa de mi abuela, la tía Petra, se tendía una gran soga que cruzaba toda la plaza. En medio, bien atado de las patas colgaba el infeliz gallo que irremediablemente iba a ser ejecutado.
Durante semanas, los chicos mayores de la escuela íbamos echando el ojo al mejor gallo del pueblo. Lo comprábamos pagándolo a precio de oro. Un año ganó “El Goyo”, que era grandísimo corredor tres pollos estupendos y se presentó en el pueblo tan ufano con ellos. La tía Paca, que era su madre nos vendió el más hermoso.
Después de Navidad, todos los chicos nos buscábamos los rapsodas del pueblo para que nos compusiesen las canciones. Fueron famosas las canciones que componía el “Tío Sebastián”  marido de la tía Chana. Mi padre se supo siempre la última que le compuso, cuando ya se despidió de la fiesta del gallo por salir de la escuela.
Nos gustaban las canciones un poco picantillas o picardiosas en las que se contaban diversas alcahueterías y chismes de las personas que vivían en el pueblo. Ahí salían fiestas, borracheras o merluzas, nuevos o futuribles noviazgos, algún embarazo  de penalti. El gallo se enteraba de todo y los chicos lo cantábamos en voz alta. “El Pedrillo” compuso canciones  muy aplaudidas por su gracia y por su atrevimiento.
Los más pequeños cantaban canciones inocentes como esta:
De Zaragoza he venido,
Corriendo a matacaballo,
Que los chicos de este pueblo
Dicen que matan un gallo.
Si lo matan que lo maten,
Yo también lo mataré.
Con el filo de mi espada
El cuello le cortaré.

O esta otra:
Gallo que estás en la soga
Con la cresta colorada,
Te voy a cortar el pico
Pa que no comas cebada.

Al terminar las canciones los chicos atacábamos con una espada que nos dejaba el Sr Pascual al pobre gallo que estaba colgado. Desde los balcones los mozos agitaban las cuerdas y difícilmente tocábamos tan siquiera al gallo.

Terminadas las canciones se bajaba el gallo, alguna persona mayor le estiraba el cuello y el pobrecito terminaba sus días. Después con el gallo a cuestas íbamos de casa en casa pidiendo dinero y cosas para la merienda.<<<las personas quew se habían sentido algo ofendidas no nos daban nada. La madre de alguno de los chicos guisaba el gallo y celebrábamos una gran merienda. Invitábamos al maestro y el día terminaba feliz.
Se me olvidaba. Por la mañana habíamos ido a misa a pedir a san Blas que nos cuidara la garganta.