jueves, 28 de julio de 2011

ACACIA, NUESTRA CENTENARIA, HA MUERTO

Godojos ha amanecido hoy un poco más triste. Su cielo azul radiante brillaba menos que otros días. Si hubiésemos salido al campo habríamos observado que las hojas de sus viñedos estaban más mustias, más apagadas. Los pájaros volaban indecisos, y de sus gargantas no salían los alegres trinos y gorjeos de otras veces. Las chicharras habían enmudecido su monótona serenata canicular y las campanas seguro que habrán sonado plañideras y llenas de  tristeza. Hoy, día veintitrés de julio de  dos mil once se apagó el tenue soplo que mantenía con vida a nuestra querida centenaria Acacia.
Acacia se nos ha  ido sin hacer ruido, en silencio, sigilosamente como fue toda su vida. Por no molestar daba la sensación de que andaba de puntillas. Hace un mes que celebrábamos su centenario, hoy lloramos su muerte, aunque sin duda creemos que estará en un lugar mejor, donde todo es luz, donde ya no hay sufrimiento ni tristeza, donde todo es alegría y felicidad. Sin entonces le obsequiábamos con un gran ramo de flores, hoy deberíamos obsequiarla con un sencillo ramillete de nuestras más sencillas oraciones.
Con la pérdida de los seres queridos, todos notamos que se van arrancando girones de nuestras vidas, que se van abriendo huecos difíciles de llenar. Desde esta página de “Eco-Picazo” queremos mostrar nuestras condolencias a sus hijas, a sus yernos y a su nieta. Estamos con ellas y con ellos en el dolor por la pérdida de su madre o abuela. Guardaremos en nuestro  recuerdo los momentos dichosos vividos junto a ella, la conservaremos en nuestra memoria como era: sencilla, delicada, cariñosa y llena de humanidad.
Godojos es un poco más pobre, pero los que vivimos y queremos a nuestro pueblo nos sentimos orgullosos de haber conocido y compartido momentos de nuestra  vida con personas tan íntegras, tan buenas y generosas como ACACIA.
Desde MIAMI PLAYA.  CARLOS ALDA.     

GODOJOS Y SUS FIESTAS: FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se celebra casi siempre en el mes de junio. En este mes, en Godojos, se trabajaba mucho. Se ultimaban las tareas de rayar las viñas y se comenzaba la siega de la cebada, a la que seguía de inmediato la siega del trigo, del centeno y de la avena. La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús suponía un oasis en medio de tanta faena.
Se empezó a celebrar en Godojos en la década de los cuarenta. Después del episodio del Cerro de los Ángeles, la devoción al Corazón de Jesús se extendió por toda España. En gran número de lugares estratégicos se colocó su imagen visible desde amplios espacios. Godojos le dedicó su plaza mayor, compró una imagen hermosa, que se expone en la iglesia, y estableció una fiesta en su honor. Se contrataba una banda de música para que animase la misa solemne y la procesión por todas las calles del pueblo. Recuerdo que en la procesión tocaba bellas  melodías religiosas y que la gente del pueblo cantaba entre otras canciones las de “Ven  Corazón Sagrado”  y la de “Corazón Santo, Tú reinarás…”
Además de su actuación en las funciones religiosas, la banda de música, acompañada de chicos y chicas, recorría las calles del pueblo tocando alegres pasacalles y amenizaba los bailes de la tarde y noche de la víspera, así como los bailes del vermut del día de la fiesta y también los de la tarde y noche. Los mozos y mozas, a pesar de estar cansados por los duros trabajos que se realizaban en el campo, no se perdían una pieza y bailaban con alegría y sin tomarse un solo descanso.
Yo era muy pequeño, pero recuerdo especialmente una fiesta del Corazón de Jesús. Mi abuelo “Royo”, padre de mi madre, murió la víspera y el entierro se celebró el día de la fiesta. Participó la banda de música tocando marchas fúnebres hasta llegar al cementerio. También recuerdo otro entierro que se celebró con música. Fue el del tío Faustino, “El tío Sordo”, abuelo de Ramiro y de Faustino, pero esto ocurrió para las fiestas de san Gregorio.
La fiesta que se celebra hoy día, en el mes de agosto, no tiene nada que ver con aquella que yo recuerdo cuando era niño. Sin embargo es una fiesta estupenda, muy participativa, porque han sabido ponerla en una fecha en que Godojos puede presumir de población.  Me viene a la memoria el entusiasmo que el querido y recordado Paulino ponía en ella. Los objetos que traía para las rifas y la generosidad con que invitaba a todos en su bodega. También es de admirar el esfuerzo que muchos y muchas ponen vendiendo lotería para que la fiesta resulte rica y no tan costosa para las arcas del Ayuntamiento, que sé, que con su alcalde a la cabeza,  se vuelca en ofrecer lo mejor.
Después de esta fiesta ya no se celebraba otra hasta el diez de agosto, fiesta de san Lorenzo, que coincidía con el final de la trilla. Pero de ella hablaremos otro día.

EL ENVERO

Godojos era un pueblo que su economía dependía de la viña en casi su totalidad. Por este motivo no es de extrañar que muchos de sus habitantes, preocupados por sus cosechas visitasen asiduamente sus viñedos.
Dice un refrán: “Por Santiago y santa Ana pintan las uva, en la Virgen de Agosto, ya están maduras”. Yo recuerdo, efectivamente, haber visto a hombres del pueblo, que el día de Santiago, que entonces era fiesta de guardar, habían salido al campo por hacer algo antes de misa, regresar con algún racimo de uva, verde toda vía, pero en el que ya aparecían una docena de granos maduros.
El envero era una buena noticia, significaba que pronto podríamos salir a las viñas más próximas al pueblo y coger uvas. Si había uvas estaban solucionadas varias comidas al día y por supuesto el postre. Un racimo de uvas con un buen trozo de pan era un buen almuerzo o una buena merienda. Unas migas en las que se desgranaban abundantes granos de uvas estaban más ricas y sabrosas. Hasta los galgos, delgados y famélicos, se acercaban a las cepas y comían abundantes uvas para matar el hambre.   
Bendita uva, bendito envero que tantos problemas alimenticios solucionaste en Godojos en tiempos difíciles de racionamiento y escasez. Una vez que maduraban la uvas, ya sabíamos buscar aquellas más sabrosas o más vistosas: las dulces de moscatel, las frescas y jugosas de robal, las apretujadas, pero sabrosas de garnacha o las más vistosas de “sangreliebre”, colgadero o “cojón de gato”.
Solamente son recuerdos de aquellos tiempos duros, pero entrañables de la vida en nuestro querido pueblo  Godojos.
Desde MIAMI PLAYA. CARLOS ALDA