sábado, 26 de enero de 2013

ADIÓS, ALFONSO, ADIÓS.



ADIÓS, ALFONSO, ADIÓS.



Querido primo y amigo Alfonso: Te nos has ido de repente, sin hacer ruido, sin molestar a nadie, por sorpresa. En el último cumpleaños que celebramos, Jesús Borque nos dijo que estabas un poco indispuesto y que por ese motivo no nos acompañabas. ¿Quién iba a esperar este desenlace? El día 22 cumpliste ochenta redondos años. El grupo de amigos de Godojos pensábamos celebrarlo por todo lo alto,  y ya ves, en tres días todo se truncó. Te has ido y has dejado un hueco importante en nuestro grupo.
Alfonso, te echaremos de menos. Había cosas en ti que no se pueden olvidar fácilmente. Siempre fuiste generoso y comprensivo con el grupo. Disfrutabas como cualquiera comentando cosas del pueblo, almorzando con los amigos o jugando al guiñote. Sabías disculparte cuando tenías que ir a recoger a tus nietos o llevar a tu mujer al médico.
Alfonso, tú siempre fuiste un hombre afable, de sonrisa amplia, de corazón generoso, amigo de tus amigos y siempre prudente en tus comentarios e intervenciones.
Hace ya muchos años, recién llegado a Zaragoza, recuerdo las veladas en casa de tus hermanas Feli y Rosario. Todavía vivía tu padre, el tío Justo, hermano de mi abuela Petra. Muchas noches de invierno nos pasábamos y jugábamos a las cartas con tus hermanos Justillo y Ángel. Tú hacía poco que te habías casado y estabas en tu casa con tu mujer y tus hijas. Eran otros tiempos, todos éramos jóvenes y llenos de vida.
Hoy en el tanatorio, junto a tu cuerpo sin vida y viendo a tanta gente que te quería he pensado en todas estas cosas. Mañana iremos a decirte adiós en la misa de “Corpore in sepulto” y elevaremos al cielo una oración por tu alma. Los que tenemos fe en la otra vida, sabemos que tú estás ya disfrutando de la maravillosa presencia de Dios, te lo has merecido porque has sido una persona buena y honrada. Ayer, en Godojos, las campanas tañeron tristes y plañideras por tu ausencia, pero a la vez nos recordaron, que también saben repicar a gloria, cuando alguien como tú pasa a la otra orilla donde ya no hay tristeza,  ni dolor ni lágrimas, sino solo alegría, paz y felicidad.
DESCANSA EN PAZA QUERIDO ALFONSO. ¡HASTA EL CIELO!
CARLOS ALDA
ZARAGOZA, 26 DE ENERO DE 2013

miércoles, 23 de enero de 2013


DESPEDIDA DE CARMELA

Hoy hemos subido al cementerio para dar el último adiós a CARMELA. La capilla del cementerio estaba abarrotada de gente. Bastantes eran de Godojos y un grupo muy numeroso de amistades de su marido y de sus hijos. Carmela se merecía una despedida generosa, porque generosa fue ella siempre. Era puntual y asidua a todas las despedidas de la gente de su pueblo.
Un cuadro con su imagen, colocado sobre el féretro, presidía el acto religioso en la capilla del complejo. Estaba guapa, porque siempre lo fue, y en su lecho mortuorio, a pesar del “rigor mortis” conservaba esa naturalidad y belleza que nunca le abandonó.
Vuelvo a mis años de niño en Godojos. Yo recuerdo a Carmela, que era de la edad de mi hermana mayor, como una joven alegre, simpática, vitalista y muy guapa. A pesar de las privaciones de aquellos años éramos felices. Carmela vivía en una familia numerosa con sus cuatro hermanos y su hermana Isabel. Seguro que recibió abundante cariño de sus padres y de sus hermanos. Después, en Zaragoza, formó su familia que hoy la lloraban y sufrían su ausencia. Mis condolencias a todos ellos.
Los amigos de Godojos, que hoy hemos acompañado a su hermano Luis, a su esposo, a sus hijos y a sus sobrinos, seguro que hemos elevado al cielo una oración por ella, con la certeza de que subirá hasta lo alto, lo mismo que suben los sones plañideros y tristes de las campanas de nuestra iglesia, bien tañidas por el Borque en esta ocasión y en ocasiones similares.
DESCANSE EN PAZ NUESTRA QUERIDA CARMELA Y QUE DIOS LA PREMIE CON LA GLORIA.
ZARAGOZA 23 de enero del 2013
CARLOS ALDA 

ALMUERZO EN LA VÍSPERA DE SAN ANTÓN


Hoy, día 16 de enero, hemos retomado la marcha de los almuerzos. Estábamos  todos, menos Alfonso Cebolla que está un poco malito. Invitaba Jesús Borque. Como siempre hemos disfrutado de unos platos de morcilla, de otros de longaniza, bien fritica, y del par de huevos con patatas fritas, jamón o panceta. Todo muy sabroso y rico en colesterol. Por supuesto que había buen vino y que después nos hemos tomado nuestros cafés y copas y hemos echado nuestras partidas de guiñote.
Como en todas las reuniones hablamos de todo lo relacionado con nuestro pueblo. Hoy ha salido a relucir la fiesta de san Antón patrono y protector de los animales. En  Godojos, que era un pueblo agrícola, había muchos animales: mulas, machos, caballos, yeguas, burros, burras, cerdos, cabras, cabritos, ovejas, gallinas, gallos, conejos, perros, gatos y perdigachos… todos eran útiles. Los machos y las mulas hacían las funciones de los actuales tractores. Las familias del pueblo presumían de tener una buena yunta de mulas o de machos. Los caballos y yeguas se empleaban para viajar. ¿Quién no recuerda la yegua del Sr. Camilo o del Alfredo y del caballo del capador de Milmarcos? Los borriquillos y borriquillas llevaban pequeñas cargas al monte y servían para que sus dueños fueran montados hasta el tajo. Los perdigachos se empleaban como reclamo en la caza de la perdiz, los demás animales eran nuestro alimento proteínico o nuestros animales de compañía y de caza de ratones.
En muchos pueblos el día de san Antón lo celebran haciendo grandes hogueras y luminarias la noche anterior, en Godojos lo celebrábamos subiendo las mulas a la ermita de santa Ana. Allí se daban tres vueltas al complejo de la iglesia y cementerio y en cada vuelta se paraba en la puerta de la ermita a rezar un Padre Nuestro. Los mozos lo hacían montados en las caballerías y corriendo al galope, siempre que no hubiese hielo. Las mañanas del día 17 de enero solían ser muy frías. Yo recuerdo que había grandes escarchas y el suelo aparecía completamente blanco. Desde la plaza la gente miraba encantada la ceremonia de dar vueltas y vueltas para pedirle al santo que protegiese a sus animales. Hoy me he encontrado con Santiago “el Chulo” y su mujer Aguedica y se recordaban perfectamente de esta fiesta. Me ha comentado que un año subió con las cuatro mulas del tío Jesús Castejón y que se las vio y deseó para mantenerlas unidas y sin tirar coces ni escaparse.
Como premio, en este día de san Antón, se comía el MORCILLÓN que sabía a gloria y así se cumplía el dicho: “PARA SAN ANTÓN SE COME EL MORCILLÓN”. También había otro dicho que rezaba así: “POR SAN ANTÓN, GALLINA PON, Y SI NO RETORCIJÓN”. Lo que ya no tengo claro es si esto se llevaba a efecto o se les daba algún tiempo más de gracia a las gallinas. En Ibdes se decía:”San Antón como era viejo, le quitaron el pellejo y se hicieron un tambor, que se tocaba en Castilla y se oía en Aragón.
Zaragoza 16 de enero de 2013
CARLOS ALDA