viernes, 2 de diciembre de 2011

ALMUERZOS DE NOVIEMBRE



Hoy hemos hecho el tercer almuerzo de noviembre. Realmente almorzamos bien, pero lo interesante es juntarnos amigos y familiares, con los que nos sentimos muy a gusto.

En los dos últimos almuerzos, costeados por el Borque y Roque, han aparecido Alfonso Cebolla, que no pudo asistir al primero por obligaciones de abuelo, y Alfonso. Alfonso nació en Godojos hace ya muchos años. Es sobrino del tío Peña, que se llamaba Pablo. Nos ha enseñado una fotografía de cuando tenía tres años, montado en un burro en la puerta de alguna humilde casa, de las que antaño había en Godojos. A mi me ha hecho retroceder en el tiempo. He vuelto a los años de mi infancia al ver esa foto en blanco y negro.

En el almuerzo hablamos de todo, en especial de temas relacionados con Godojos. Alguien comentaba que el tío Peña era especialista en hacer hoyos para plantar vides. Yo recuerdo al tío Peña y a su mujer, Josefa. Vivían en una sencilla casita en un callejón, más arriba de las Cuatro Esquinas. Él era pequeño, arrugado, pero valiente y trabajador como tantos del pueblo. Su sobrino Alfonso se parece a él. También es pequeño, pero sonríe con alegría y se le ve buena gente.

Sigue con nosotros en los almuerzos mi primo José Luis Nieto. Hoy, recuperado ya de su operación de hernia discal, disfrutaba de un permiso “Moscoso”. Mañana coge las vacaciones. Se lo pasa muy bien  con nosotros a pesar de ser más joven. Además juega al guiñote la mar de bien.

Paco, el marido de Dolores Cebolla, comenta lo feliz que les hace leer la página de “ECOPICAZO”. En ella van descubriendo poco a poco lo que era y lo que todavía conserva Godojos. De hecho guardan un recuerdo estupendo de su último viaje en el que disfrutaron de una estupenda barbacoa saboreada en familia.

 El próximo almuerzo, al que invita mi hermano Alfonso, se celebrará el día 13 de diciembre, fiesta de santa Lucía. SANTA LUCÍA es una fiesta para recordar.

Hace muchos años, yo no lo recuerdo pero he oído contarlo, un grupo de muchachas aprendían el oficio de modistillas en la casa donde ahora vive  Felisa con su hijo Jesús, en una esquina de la plaza junto a la iglesia. Como santa Lucía es abogada de la vista y por lo mismo patrona de las modistas, estas celebraban su fiesta con mucha alegría.

Yo recuerdo la fiesta de SANTA LUCÍA por la hoguera que los chicos hacíamos en el centro de la plaza la tarde del día trece. A partir de la una ya no había escuela. Comíamos a toda marcha y recorríamos el pueblo, de casa en casa, pidiendo leña para la hoguera. Se formaba una gran pila de leña compuesta de fajos de aliagas, espliego y gavillas de sarmientos. Al prenderle fuego, mientras las llamas subían oscilantes y la leña chisporroteaba y crepitaba con furia, nuestra alegría y alborozo eran inmensos. Cuando ya se formaba el rescoldo, cada uno recogía un buen grupo de brasas para asar sus patatas. ¡Qué buenas nos sabían! Recuerdo un año que nos fuimos a comerlas, con una poca sal, a la bodega del tío Cesáreo, que era tío del Borque. Nosotros le dábamos patatas y él nos daba vino. ¡Qué buenas nos sabían a nosotros las patatas y qué malo nos sabía el vino!, éramos todavía niños. A él, sin embargo, le sabía mejor el vino que las patatas.

Pienso que son fiestas y tradiciones que deberíamos revivir y celebrar, aunque nada más fuese comiéndonos en  buena amistad unas pataticas asadas y bebiéndonos unos traguillos de vino.

Un saludo para todos los que leen ECOPICAZO  y un feliz puente de la Constitución y de la Inmaculada.

CARLOS ALDA. ZARAGOZA 30 DE NOVIEMBRE