jueves, 16 de mayo de 2013

SAN GREGORIO DE OSTIA, PATRÓN DE GODOJOS


Por fin llegó el día de la fiesta del pueblo. El día 10 de mayo, al atardecer, se celebraron las tradicionales vísperas en la ermita de Santa Ana. Después, encuentro y saludo de amigos y un pequeño refrigerio costeado por la comisión de fiestas, bajo el patrocinio del Ayuntamiento. Por la noche baile en el salón.
El día 11, se celebró la fiesta mayor. A las doce de la mañana, sonoro repiqueteo de campanas y alegre volteo del campanillo a cargo del  bueno de Tomás. Inmediatamente la misa solemne, armonizada por entonados cánticos cantados con devoción por los asistentes a la santa misa.
Terminada la santa misa cuatro hombres fornidos y recios sacaron al santo en procesión. La peana estaba adornada con cuatro hermosos rollos, bien azucarados. No llevaba flores. Sugiero para otros años confeccionar unos ramos verdes, salpicados de flores silvestres, tan abundantes ahora en el campo de Godojos, para que la peana no se vea tan pelada. En el recorrido se cantó el himno eucarístico “Cantemos al Amor de los Amores”  y otra bonita y sentida plegaria a María. La Cruz la llevaron durante la procesión Tomás y José Luis Nieto.
La subida a Santa Ana fue costosa, porque el desnivel que hay que salvar es considerable, pero una vez en lo alto mereció la pena. Todos los acompañantes de San Gregorio pudimos contemplar el término del pueblo inmensamente verde, salpicado de amapolas rojas como pequeños corazones o como labios enamorados. Verdes pinares, verdes trigales, vedes malvas, vedes mielgas, cardos verdes, margaritas verdes tapizadas de florecillas blancas en un sí quiero, no quiero. El sembrado de la loma parecía un pequeño lago ondulado por la brisa que le daba un tinte verde violeta. El espectáculo era maravilloso. Los ojos se llenaban de ilusión y de verde esperanza.
Entramos en la ermita de Santa Ana donde, a parte de su limpieza, pudimos admirar el retablo renacentista lleno de óleos que representan a diversos santos españoles. Terminamos en la iglesia principal donde veneramos y besamos la reliquia del Santo Patrón. Junto a la peana del santo me hice una foto con Avelino.
El vermut de hermandad celebrado en el salón resultó estupendo. Son momentos que merecen la pena vivirse. Hay armonía, buen humor, alegría, felicidad por reencontrarnos de nuevo y una abundancia de comida y bebida que hacen olvidar los momentos de crisis por los que estamos pasando. Chorizo y salchichón, jamón curado y queso blanco y sabroso, langostinos y frutos secos, vino, cerveza, coca-cola, naranjada, limonada…
Comida en la bodega, todo a la brasa de sarmientos: morcilla horonda, sabroso chorizo y longaniza, fina papada y riquísimas costillas de cordero de Aragón. Vino de cosechero, cerveza, agua fresca de la fuente y postres variados. Después café y copa o chupito y divertidas partidas de guiñote. A última hora de la tarde aún fuimos a la bodeguilla de Joaquín. Allí nos juntamos Amalio, Luis, el hijo de Carmencita y sobrino de Joaquín, Ángel, mi cuñado, fotógrafo oficial, un servidor y el dueño a degustar sabrosos caldos que cuida y guarda con esmero nuestro anfitrión.
Terminamos el día todos muy  felices. Tal vez este año haya echado de menos  a familias enteras que otros años no suelen faltar. Desde esta página animo a todos los nacidos en Godojos o que tienen o han tenido relación con el pueblo que no dejen de asistir a estas fiestas,  porque nos encantaría verlos y volver a estrechar sus manos.  
San Gregorio fue Obispo de Ostia. Ostia es el puerto de la ciudad de Roma. Muchos  pueblos de Aragón y La Rioja, con abundantes viñedos y tradición vitivinícola lo tienen como patrón o como protector de sus viñas y cosechas. Se cuenta que hubo una gran epidemia de filoxera en los viñedos de estas regiones. Sus habitantes rezaron a Dios para que librase de esta enfermedad a sus viñedos, porque suponía una gran catástrofe. Sacerdotes y religiosos trajeron de Roma unas reliquias de san Gregorio. Los lugareños invocaron al santo con devoción y las viñas se vieron libres de la plaga de la filoxera.
RECUERDOS DE SAN GREGORIO
Cuando yo era niño, la fiesta de san Gregorio era un acontecimiento sin igual. La víspera, los niños y niñas íbamos a la escuela hasta mitad mañana. A las doce salíamos a esperar la banda de música. Casi siempre venía la música de Torrijos de la Cañada, aunque en otras ocasiones vino la de Maluenda, la de Ateca,… Antes de comer, la banda recorría el pueblo tocando sus pasacalles. Toda la chiquillería íbamos detrás llenos de alborozo. Los chicos admirábamos especialmente a los músicos que tocaban el bombo o tambora, con sus platillos, el tambor y la trompeta.
 A medio día, excepcionalmente, subía el coche correo a la plaza, para traer a los invitados forasteros. A veces hasta venía un autocar que hacía servicio en los balnearios de Alhama. Era rara la familia que no tenía algún huésped en su casa. Por la tarde se cantaban las vísperas en Santa Ana, amenizadas por la banda de música. Al atardecer se tenía el primer baile. Por la noche la banda volvía a tocar en la plaza para que todo el mundo bailase de nuevo.
El día de la fiesta se cantaba la “Aurora” de madrugada. Los hombres que cantaban a horas tan tempranas se ponían a tono la garganta con unas copillas de orujo casero con sabor a anís. Era gratificante oír arropadito en tu cama esas cadencias musicales que sonaban muy bien. Mi padre, Ildefonso, el Cipriano, el Perico, el Germán, el Manuel, el José Manguillas, el tío Guillermo… las cantaban con fervor, entusiasmo y mucho cariño. Después todo el pueblo participaba en el Rosario de la Aurora. Cuando subíamos por la calle Zocodover, le recordaba al Borque, como de chicos íbamos por esa calle llevando sendos faroles.
La misa era muy solemne. La presidía los miembros del Ayuntamiento en pleno, presididos por el Sr. Alcalde que llevaba en sus manos la VARA DE MANDO. La celebraban tres curas, venía un predicador de tronío y la cantaban y tocaban los músicos de la banda junto con los hombres del pueblo. En la consagración, al alzar la Sagrada Hostia y el Cáliz, se tocaba la Marcha Real o Himno Nacional. A todos se nos ponía la carne de gallina.
A medio día se tenía el baile del vermut que solía terminar tocando la banda “Los Sitios de Zaragoza”. A veces personas mayores bailaban parte de ellos. La comida era excelente. Casi siempre rica paella de conejo y pollo. En la puerta de mi casa se reunían muchos pobres y gente que venía de las cuevas de Ibdes. Mi madre y las tías de Joaquín sacaban platos de arroz para que nadie se quedase sin disfrutar de la buena comida de la fiesta. Se completaba el día con el baile de la tarde y con el de la noche. Para terminar el baile se tocaba la “Jota”. Personas mayores, como el tío Jacobo y la tía Encarnación la bailaban estupendamente y muchas personas les hacían corro.
Al día siguiente se continuaba la fiesta. Le llamábamos san Gregorillo. Salvo los oficios religiosos lo demás era lo mismo. Si hacía bueno, el baile estaba muy animado.  Como la plaza estaba sin asfaltar, los mozos tenían que regarla con pozales para que no se levantase tanto polvo. Los chicos gozábamos acompañando a la música cada vez que recorría las calles del pueblo tocando la diana floreada por las mañanas o los pasacalles a otras horas. Los pequeños ahorros que teníamos nos los gastábamos en las confiteras, comprando dulces, mixtos, bombetas o algunos cortes de helado que nos vendía el “Cacahuete” de Alhama. Al día siguiente de las fiestas volvíamos a la escuela felices por los buenos días pasados.  En estas fechas Godojos contaba con unos quinientos habitantes.
Zaragoza, 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima del año2013
CARLOS ALDA  GÁLVEZ