miércoles, 27 de marzo de 2013

LAS CALLES DE GODOJOS



Godojos, para ser un pueblo pequeño tiene muchas calles. Desde chico me he preguntado por el nombre de algunas, no entendía, por ejemplo, que la calle principal tuviese el nombre de TEJÓN Y MARÍN. Se lo pregunté a mi padre y me dijo que ese señor debió ser un gobernador de Zaragoza.
CALLE DE TEJÓN Y MARÍN. Efectivamente DON JUAN TEJÓN Y MARÍN fue gobernador de Zaragoza entre los años 1907 y 1909.  Como coronel de ingenieros y porque sabía hablar francés, primero fue nombrado COMISARIO REGIO DE LA ESPOSICIÓN HISPANO FRANCESA, con motivo del primer  CENTENARIO DE LOS SITIOS, que se celebró en el año 1908, y después fue nombrado Gobernador Civil de Zaragoza.
¿Por qué  Godojos le dedicó su calle principal? La respuesta la encontré hace unos años en el periódico HERALDO DE ARAGÓN. En su sección:”Hace cien años” aparecía la noticia de que hubo en GODOJOS una pandemia, llámese peste o enfermedad contagiosa, que afectó a la mayor parte de los habitantes del pueblo. El gobernador entonces de Zaragoza, don Juan TEJÓN Y MARÍN, SE VOLCÓ TOTALMENTE CON GODOJOS y prestó toda su ayuda en servicios médicos, farmacéuticos y hospitalarios. Cuando pasó la enfermedad, el pueblo, en reconocimiento, le dedicó su calle principal y además colocó una placa metálica esmaltada, muy bien grabada, que es la que después de más de un siglo se conserva en dicha calle.
Este señor fue, además de gobernador en otras muchas ciudades, alcalde de Córdoba. Los cordobeses, al igual que los godojeños, también le dedicaron una calle. Si alguna vez vais a Córdoba, podréis visitar la calle TEJÓN Y MARÍN, dedicada al mismo personaje.
LA CALLE BAJERA todavía conserva el nombre en una baldosa. Es la calle que baja hacia la carretera y hacia las antiguas escuelas. Sin duda que es la calle más fría del pueblo. El cierzo se cuela por ella a toda velocidad y ulula cuando sopla muy fuerte al chocar con las esquinas. Al principio de la calle está la pared de la iglesia, formada por grandes piedras sillares. En frente, antes había un bar y ahora hay una casa rural. En esta calle vivía el señor cura, en la casa parroquial. Cuando yo era chico vivía también una pareja que eran los dos muy bajitos. Ella se llamaba Lucía y el Faustino, yo pensaba al  principio que eran matrimonio, pero después me enteré que sólo eran hermanos. Tenían mucha amistad con el cura Mosén Salvador, alias el Moreno, porque así tenía la tez, y con su casera la señora Juliana.
LA CALLE SAN MARTÍN es la calle que conduce hacia Santa Ana y el cementerio. Al principio se encuentra la ermita de nuestra patrona la Virgen de Esperanza. Antes era una calle empedrada. Cuando pasaban las caballerías, a veces saltaban chispas. Era una calle muy frecuentada, porque por allí se salía hacía la parte principal de los campos del pueblo.
SAN MARTÍN  era un santo muy popular, casi tanto como san Roque. Era un soldado francés y siendo catecúmeno, preparándose para recibir el bautismo, una tarde muy fría, cuando  viajaba en un brioso caballo, le salió al paso un pobre y harapiento mendigo aterido de frío. Entonces se quitó la capa, cogió su espada y la partió por la mitad para dársela al pobre. Cuenta la historia que después Jesús se apareció al obispo vestido con la media capa de Martín y le dijo: Esta es la capa con la que me ha vestido y socorrido el catecúmeno Martín.
CALLE ZOCODOVER. Esta calle tiene nombre árabe. Zoco significa mercado. Es probable que si en nuestro pueblo quedaron algunos habitantes musulmanes, viviesen en esta calle y se dedicasen a la industria casera y al comercio. Además es la calle más cercana al castillo y en la Edad Media muchos vivían junto a los castillos para recibir la protección de






los señores. En Toledo también hay una calle que se llama ZOCODOVER, y allí sí que vivieron multitud de musulmanes, antes y después de la Reconquista.
PLAZA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Esta plaza se le dedicó al Sagrado Corazón de Jesús en la década de los cuarenta, cuando se instituyó en el pueblo su fiesta, a la que se dotó con un día de música. Los habitantes de Godojos siempre tuvimos mucha devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Su fiesta se celebraba con misa solemne y procesión por todo el pueblo. Después también  nos divertíamos  de lo lindo tomando vermut, comiendo opíparamente y bailando en la plaza al medio día, por la tarde y por la noche, así como la víspera. A pesar de que la fiesta caía en plena temporada de siega, todo el mundo la guardaba, y sobre todo, la gente joven la esperaba con auténticas ansias para divertirse.
CALLE O PLAZA DE LAS CUATRO ESQUINAS. “Plaza de la cuatro esquinas/ cuantas veces te he rondado,/ y las que te rondaré/ si no me llevan soldado”. Así cantaba una jota que se cantaba en todas las rondas al llegar a ella. Es una plaza agradable. Cuando yo era niño había una gran acacia en el centro.
CALLE DEL HORNO. Se llama así, porque hace muchos años el horno estaba allí. Es una calle estrecha y que conduce a la parte alta del pueblo donde, desde siempre, hay dos casas con muy buenas vistas y muy soleadas.
CALLE DE LAS HERAS. Es una calle muy empinada. Antes era casi un pequeño barranco. En las tormentas el agua bajaba desbocada por ella. En el centro de la calle, en un pequeño remanso o plazoleta, tenía su casa la tía Paca, que vivía con sus tres hijos, Goyo, Salvador y Tomasico.
CALLE DE LOS HUERTOS. Recibe este nombre porque en ella había varios huertos. Al principio de la calle hay dos casas, en mitad se ha construido otra, en el recodo estaba el matadero y una cochera donde hacíamos teatro. Ahora está en ella el flamante bar de Godojos. La obra más importante que se ha hecho en el pueblo en los últimos años. Hacia la plazoleta se halla el regachón, antes también había una vieja fábrica abandonada, donde también hacíamos teatro. Desemboca en la plazoleta desde la que arranca la carretera.
CALLE DE LOS CAMPOS. Une la plazoleta con el extremo final del pueblo y comunica con un terreno que se llama Los Campos.
CALLE DE LA SOLANA. Empieza de manera muy estrecha y con una curva en ángulo recto. Por este motivo no pueden pasar por allí los coches. A pesar de ser la zona más soleada del pueblo, actualmente está prácticamente abandonada. Es una pena. Allí nació y vivió de chico mi amigo Jesús Borque. Era la casa del tío Cipriano, una casa estupenda. Además tenía junto al corral una casa vieja, donde nuestros padres hacían riquísimo aguardiente, con el alambique de su amigo Toribio, en las vísperas de Navidad.

CALLE DE LA AMARGURA. Es la calle más pequeña del pueblo. Une la calle Los Huertos con la calle Bajera. Se llama así porque en su confluencia con la calle Los Huertos, en la procesión del  Jueves Santo, la Virgen Dolorosa y el apóstol san Juan se encuentran con Jesús que lleva la Cruz  sobre los hombros para ser crucificado. 
LA CALLE DEL ECO. Conduce hasta un paraje donde hay una gran piedra señalada con unas incisiones que semejan cruces. Desde ese lugar, si hablas en voz alta, tu voz choca contra la pared del castillo y vuelve en forma de eco de manera clara y nítida.
LA CALLE DEL CASTILLO. Desde la Cuatro Esquinas conduce al castillo. Pasa por una casa rural y por algunas bodegas.
Otras calles son la CALLE LA CULEBRA Y LA CALLE DE LAS BODEGAS.
ZARAGOZA 15 DE MARZO DE 2013
CARLOS ALDA  

jueves, 14 de marzo de 2013

AMIGOS DE GODOJOS



Hoy, día 13 del mes 3, del año 2013, hemos celebrado un nuevo almuerzo los AMIGOS DE GODOJOS, en el restaurante EMPERADOR. Invitaba mi tío, JOSÉ ALDA CEBOLLA, que el día 24 de febrero cumplió 82 años. Hemos disfrutado de un almuerzo completo en muy buena compañía. No faltaba ninguno del grupo que almorzamos ordinariamente. Paco, el marido de Dolores Cebolla, ha repartido las fotocopias de lo que se ha publicado últimamente en nuestra página de GODOJEÑOS. Todos hemos recordado los buenos momentos vividos y nos lo hemos pasado muy bien contemplando las fotografías de los eventos.
Hablando con unos y con otros ha salido la SEMANA SANTA y el lugar dónde la íbamos a pasar cada uno. Yo he vuelto la mirada atrás y me he recordado de la CUARESMA Y SEMANA SANTA de mi pueblo cuando era niño.
MIÉRCOLES DE CENIZA. Todos los escolares, acompañados del maestro y la maestra subíamos a la iglesia para que el sacerdote nos impusiera la ceniza. Recuerdo perfectamente la frase que el cura nos decía en latín: “Memento homo quia pulvis est, et in pulvis  te reverteris”. “Recuerda hombre que eres polvo y que en polvo te has de convertir”. La frase impresionaba un poco, aunque como niños veíamos la muerte muy lejana.
VIERNES DE CUARESMA. La tarde de los viernes, vuelta a la iglesia, junto con los maestros para asistir al VIACRUCIS. Un monaguillo llevaba un gran crucifijo y acompañábamos al sacerdote por la iglesia rezando las catorce estaciones. Para nosotros la tercera estación, la séptima y la novena eran las más interesantes. Estas estaciones representan las tres caídas de Jesús y todos nos echábamos cuerpo a tierra, con gran estrépito, para besar el suelo. Como siempre se rezaba el mismo viacrucis nos lo sabíamos de memoria.
DOMINGO DE RAMOS. Santa misa, bendición de los ramos de olivo y procesión por la plaza del pueblo. En Godojos había pocos olivos, creo que no había otros que unos muy grandes que tenía el tío Perico Castejón en una finca. El ramo de olivo lo colgábamos en el balcón de la casa y allí permanecía de año en año.
LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTO. En estos días asistíamos todos los chicos a los maitines. Se celebraban l por la tarde. Yo recuerdo que mi padre venía antes del campo para cantarlos con el cura. Se sacaba un lucernario un tanto desvencijado, que  estaba formado por un pie bastante firme y un triángulo en el que estaban puestas 15 velas. Según se cantaban los salmos se iban apagando previo aviso dado por el sacerdote que golpeaba el libro de cánticos para que el monaguillo apagase las velas de una en una. Al final, cuando ya no quedaba ninguna vela, venían las tinieblas y los chicos tocábamos los mazos y carracas con todas nuestras fuerzas. Además para hacer más ruido pateábamos la tarima con lo que el estruendo era infernal y la polvareda que se levantaba considerable. Este rito debe ser típico de Aragón. Ramón J. Sénder, en uno de sus libros donde cuenta sus experiencias de niño en su pueblo de Chalamera, narra un episodio semejante, aunque allí le llamaban “matar a los judíos”. En nuestro pueblo lo que representaba era el terremoto y las tinieblas que sucedieron a la muerte de Jesús.   
JUEVES SANTO. Era una fiesta muy importante. Después de la misa se entronizaba el SANTÍSMO en el monumento, previamente adornado por las MOZAS DE SEÑOR con macetas llenas de brotes amarillos de lentejas germinadas  y con velas que iluminaban el recinto. Los CENTURIONES Hacían guardia y los fieles del pueblo visitaban de continuo el monumento rezando las oraciones pertinente, que se llamaba estación. Por la noche también se hacía guardia y se acompañaba toda la noche al Santísimo. Entre visita y visita se celebraban reuniones en las casa y se bebía abundante LIMONADA, también se comían pastas horneadas días antes para el efecto.
El momento más esperado era la procesión de la tarde en la que se cantaba el miserere y los tres capuchinos llevaban la cruz de Jesús por todo el pueblo, acompañados de los dos ángeles que cantaban una canción muy bonita relacionada con los últimos momentos de la vida de Jesús. Emocionante era el encuentro de Jesús con la Virgen Dolorosa y San Juan, que tenía lugar en la calle de La Amargura. Para los chicos era el momento cumbre de la procesión, porque ya desde allí veíamos la ventana del tío Federico iluminada con dos farolillos y la figura de su mujer, más blanca que la nieve, que era el único momento que se dejaba ver en el año.
De vuelta en la Iglesia se cantaban, con mucha devoción, las HORAS DEL RELOJ, que narran la Pasión de Jesús.
VIERNES SANTO. Por la mañana se rezaba el viacrucis por el cementerio. Después en la iglesia el sacerdote pronunciaba el sermón de “LA BOFETADA”. Se seguía visitando al Santísimo en el monumento. También se recorrían las casas bebiendo limonada. Pero ya no se comían tortas. En Godojos se decía que el Viernes Santo ayunaban hasta los pájaros. Como se bebía mucha limonada y no se comía para empaparla la gente estaba un tanto colocada. A medio día había que ir a escuchar el sermón de “LAS SIETE PALABRAS”. Por la tarde se tenían los oficios y la procesión del SANTO ENTIERRO, con una representación muy teatral en la plaza.
SÁBADO DE GLORIA. La misa de resurrección se celebraba por la mañana, no como ahora que se hace por la noche. Se bendecía el agua para la pila bautismal, se encendía el cirio pascual, y se cantaba el “Regina Coelli Laetare, aleluia”. Los monaguillos cogíamos agua bendita en los calderillos o acetres e íbamos de casa en casa cantando el Regina Coelli y bendiciendo las estancias de las mismas. La gente nos daba huevos, patatas, otros alimentos y algunas pesetillas para celebrar una buena merienda.
Así pasábamos los días de Semana Santa. Testifico que la gente asistía a todos los sermones y oficios con mucha devoción.
En casa se guardaba el ayuno y  la astinencia. Las comidas típicas de estos días eran los garbanzos con congrio, los huevos tontos y el bacalao con salsa blanca y huevos escalfados.
ZARAGOZA, 13 DE MARZO DE 2013.
CARLOS ALDA