sábado, 25 de agosto de 2012

ADIÓS A LA RECORDADA AURORA

Ayer me comunicaron la muerte de Aurora. Hoy todos los del pueblo se habrán volcado en darle su último adiós en el cementerio de Torrero. ¡Cuánto me hubiese gustado compartir estos momentos con todos! Desde aquí doy mis condolencias a sus hijos e hijas, yernos y nueras, nietos y nietas.
Aurora era el último eslabón vivo mayor, que me unía con la gente de mi infancia. Aurora, mi madre Pilar, “la Roya”, la Tía Humbelina, madre del Borque, y la tía Aguedica, mujer del Cesáreo, eran muy amigas. Se reunían, en las tardes e invierno para jugar al “Burro”  y a la “Zorrica”, cada domingo en una casa. Nosotros nos acercábamos donde ellas estaban porque nos preparaban chocolate y algunas tortas.
Aurora era la mujer del tío Perico, un hombre alegre y juguetón, lleno de brío y de optimismo. Ella también derrochaba alegría. Yo recuerdo que se reía con una risa franca y sincera. Sus carcajadas eran sonoras y contagiosas. Siempre estaba de buen humor. Aurora fue la madre de nuestro amigo Antonio, persona noble donde los hubiera, buen amigo y excelente paisano. Todos lo recordamos con cariño y lloramos su pronta desaparición.
Hoy quiero recordarla con aquella alegría que tenía cuando era joven y también quiero CREER que se habrá reencontrado con sus seres queridos en la otra vida y que habrá vuelto a sonreír con la misma alegría que derrocho cuando era joven en esta vida. Descansa en paz querida AURORA.
CARLOS ALDA. MIAMI PLAYA, 21 DE AGOSTO DE 2012   

jueves, 23 de agosto de 2012

Veranear en Godojos

Siempre ha habido veraneantes en Godojos. Recuerdo cuando era un crío que venían chicos y chicas como yo a pasar el verano a casa de familiares. Procedían de las ciudades y traían un color blanco envidiable para nosotros, que estábamos curtidos por el sol y el aire del pueblo. Pronto cogían nuestro color moreno, si subían a las eras a trillar o bajaban con toda la canícula de las tres de la tarde a bañarse con los chicos del pueblo en los estanques del Sr. Pascual o del Sr. Luis.
También venían personas mayores, que paseaban al atardecer por la carretera, tomaban la fresca en las puertas de las casas, o bajaban a tomar vermut al medio día a las bodegas, o a disfrutar de unas buenas chuletas asadas con sarmientos y regadas con el espeso y sabroso tinto que se guardaba dentro.
Los tiempos han cambiado. En Godojos ya no se siega con hoz ni se trilla en las eras, pero si se sigue tomado el aperitivo en las bodegas y merendando ricas chuletas al caer de la tarde. Es una suerte poder disfrutar cada año de estos placeres en compañía de gente estupenda.
Poder pasar unos días del verano en Godojos es un lujo. Yo doy gracias a mis primos que me permiten hacerlo. Compartir un vaso de buen vino y conversación con cualquiera del pueblo merece la pena. Si ese cualquiera se llama Joaquín, Amalio, Rosa, Borque, Conchita, Salva, Tere, Toñete, Fermín, Jesús, Alfredo, Pascual, Esther, Loli, Santiago, Pili, Olga, Inés, Carlos, José Luis, Aurora, Ángel, Margarita… y otros tantos que me gustaría nombrar, más que más. Tomar el fresco por la noche en la terraza del bar o en la puerta de la bodega de Amalio, oyendo los tangos, pasodobles, rancheras o sevillanas que nuestros amigos Marcos y Casi ponen en el flamante y recién estrenado salón de su bodega, es un lujo que no tiene precio.
Mi mujer y yo nos sentimos felices en Godojos y desde estas líneas damos las gracias a todos los que han compartido con nosotros estos días.
CARLOS ALDA. MIAMI PLAYA 2012