miércoles, 23 de enero de 2013


ALMUERZO EN LA VÍSPERA DE SAN ANTÓN


Hoy, día 16 de enero, hemos retomado la marcha de los almuerzos. Estábamos  todos, menos Alfonso Cebolla que está un poco malito. Invitaba Jesús Borque. Como siempre hemos disfrutado de unos platos de morcilla, de otros de longaniza, bien fritica, y del par de huevos con patatas fritas, jamón o panceta. Todo muy sabroso y rico en colesterol. Por supuesto que había buen vino y que después nos hemos tomado nuestros cafés y copas y hemos echado nuestras partidas de guiñote.
Como en todas las reuniones hablamos de todo lo relacionado con nuestro pueblo. Hoy ha salido a relucir la fiesta de san Antón patrono y protector de los animales. En  Godojos, que era un pueblo agrícola, había muchos animales: mulas, machos, caballos, yeguas, burros, burras, cerdos, cabras, cabritos, ovejas, gallinas, gallos, conejos, perros, gatos y perdigachos… todos eran útiles. Los machos y las mulas hacían las funciones de los actuales tractores. Las familias del pueblo presumían de tener una buena yunta de mulas o de machos. Los caballos y yeguas se empleaban para viajar. ¿Quién no recuerda la yegua del Sr. Camilo o del Alfredo y del caballo del capador de Milmarcos? Los borriquillos y borriquillas llevaban pequeñas cargas al monte y servían para que sus dueños fueran montados hasta el tajo. Los perdigachos se empleaban como reclamo en la caza de la perdiz, los demás animales eran nuestro alimento proteínico o nuestros animales de compañía y de caza de ratones.
En muchos pueblos el día de san Antón lo celebran haciendo grandes hogueras y luminarias la noche anterior, en Godojos lo celebrábamos subiendo las mulas a la ermita de santa Ana. Allí se daban tres vueltas al complejo de la iglesia y cementerio y en cada vuelta se paraba en la puerta de la ermita a rezar un Padre Nuestro. Los mozos lo hacían montados en las caballerías y corriendo al galope, siempre que no hubiese hielo. Las mañanas del día 17 de enero solían ser muy frías. Yo recuerdo que había grandes escarchas y el suelo aparecía completamente blanco. Desde la plaza la gente miraba encantada la ceremonia de dar vueltas y vueltas para pedirle al santo que protegiese a sus animales. Hoy me he encontrado con Santiago “el Chulo” y su mujer Aguedica y se recordaban perfectamente de esta fiesta. Me ha comentado que un año subió con las cuatro mulas del tío Jesús Castejón y que se las vio y deseó para mantenerlas unidas y sin tirar coces ni escaparse.
Como premio, en este día de san Antón, se comía el MORCILLÓN que sabía a gloria y así se cumplía el dicho: “PARA SAN ANTÓN SE COME EL MORCILLÓN”. También había otro dicho que rezaba así: “POR SAN ANTÓN, GALLINA PON, Y SI NO RETORCIJÓN”. Lo que ya no tengo claro es si esto se llevaba a efecto o se les daba algún tiempo más de gracia a las gallinas. En Ibdes se decía:”San Antón como era viejo, le quitaron el pellejo y se hicieron un tambor, que se tocaba en Castilla y se oía en Aragón.
Zaragoza 16 de enero de 2013
CARLOS ALDA

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