jueves, 14 de marzo de 2013

AMIGOS DE GODOJOS



Hoy, día 13 del mes 3, del año 2013, hemos celebrado un nuevo almuerzo los AMIGOS DE GODOJOS, en el restaurante EMPERADOR. Invitaba mi tío, JOSÉ ALDA CEBOLLA, que el día 24 de febrero cumplió 82 años. Hemos disfrutado de un almuerzo completo en muy buena compañía. No faltaba ninguno del grupo que almorzamos ordinariamente. Paco, el marido de Dolores Cebolla, ha repartido las fotocopias de lo que se ha publicado últimamente en nuestra página de GODOJEÑOS. Todos hemos recordado los buenos momentos vividos y nos lo hemos pasado muy bien contemplando las fotografías de los eventos.
Hablando con unos y con otros ha salido la SEMANA SANTA y el lugar dónde la íbamos a pasar cada uno. Yo he vuelto la mirada atrás y me he recordado de la CUARESMA Y SEMANA SANTA de mi pueblo cuando era niño.
MIÉRCOLES DE CENIZA. Todos los escolares, acompañados del maestro y la maestra subíamos a la iglesia para que el sacerdote nos impusiera la ceniza. Recuerdo perfectamente la frase que el cura nos decía en latín: “Memento homo quia pulvis est, et in pulvis  te reverteris”. “Recuerda hombre que eres polvo y que en polvo te has de convertir”. La frase impresionaba un poco, aunque como niños veíamos la muerte muy lejana.
VIERNES DE CUARESMA. La tarde de los viernes, vuelta a la iglesia, junto con los maestros para asistir al VIACRUCIS. Un monaguillo llevaba un gran crucifijo y acompañábamos al sacerdote por la iglesia rezando las catorce estaciones. Para nosotros la tercera estación, la séptima y la novena eran las más interesantes. Estas estaciones representan las tres caídas de Jesús y todos nos echábamos cuerpo a tierra, con gran estrépito, para besar el suelo. Como siempre se rezaba el mismo viacrucis nos lo sabíamos de memoria.
DOMINGO DE RAMOS. Santa misa, bendición de los ramos de olivo y procesión por la plaza del pueblo. En Godojos había pocos olivos, creo que no había otros que unos muy grandes que tenía el tío Perico Castejón en una finca. El ramo de olivo lo colgábamos en el balcón de la casa y allí permanecía de año en año.
LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTO. En estos días asistíamos todos los chicos a los maitines. Se celebraban l por la tarde. Yo recuerdo que mi padre venía antes del campo para cantarlos con el cura. Se sacaba un lucernario un tanto desvencijado, que  estaba formado por un pie bastante firme y un triángulo en el que estaban puestas 15 velas. Según se cantaban los salmos se iban apagando previo aviso dado por el sacerdote que golpeaba el libro de cánticos para que el monaguillo apagase las velas de una en una. Al final, cuando ya no quedaba ninguna vela, venían las tinieblas y los chicos tocábamos los mazos y carracas con todas nuestras fuerzas. Además para hacer más ruido pateábamos la tarima con lo que el estruendo era infernal y la polvareda que se levantaba considerable. Este rito debe ser típico de Aragón. Ramón J. Sénder, en uno de sus libros donde cuenta sus experiencias de niño en su pueblo de Chalamera, narra un episodio semejante, aunque allí le llamaban “matar a los judíos”. En nuestro pueblo lo que representaba era el terremoto y las tinieblas que sucedieron a la muerte de Jesús.   
JUEVES SANTO. Era una fiesta muy importante. Después de la misa se entronizaba el SANTÍSMO en el monumento, previamente adornado por las MOZAS DE SEÑOR con macetas llenas de brotes amarillos de lentejas germinadas  y con velas que iluminaban el recinto. Los CENTURIONES Hacían guardia y los fieles del pueblo visitaban de continuo el monumento rezando las oraciones pertinente, que se llamaba estación. Por la noche también se hacía guardia y se acompañaba toda la noche al Santísimo. Entre visita y visita se celebraban reuniones en las casa y se bebía abundante LIMONADA, también se comían pastas horneadas días antes para el efecto.
El momento más esperado era la procesión de la tarde en la que se cantaba el miserere y los tres capuchinos llevaban la cruz de Jesús por todo el pueblo, acompañados de los dos ángeles que cantaban una canción muy bonita relacionada con los últimos momentos de la vida de Jesús. Emocionante era el encuentro de Jesús con la Virgen Dolorosa y San Juan, que tenía lugar en la calle de La Amargura. Para los chicos era el momento cumbre de la procesión, porque ya desde allí veíamos la ventana del tío Federico iluminada con dos farolillos y la figura de su mujer, más blanca que la nieve, que era el único momento que se dejaba ver en el año.
De vuelta en la Iglesia se cantaban, con mucha devoción, las HORAS DEL RELOJ, que narran la Pasión de Jesús.
VIERNES SANTO. Por la mañana se rezaba el viacrucis por el cementerio. Después en la iglesia el sacerdote pronunciaba el sermón de “LA BOFETADA”. Se seguía visitando al Santísimo en el monumento. También se recorrían las casas bebiendo limonada. Pero ya no se comían tortas. En Godojos se decía que el Viernes Santo ayunaban hasta los pájaros. Como se bebía mucha limonada y no se comía para empaparla la gente estaba un tanto colocada. A medio día había que ir a escuchar el sermón de “LAS SIETE PALABRAS”. Por la tarde se tenían los oficios y la procesión del SANTO ENTIERRO, con una representación muy teatral en la plaza.
SÁBADO DE GLORIA. La misa de resurrección se celebraba por la mañana, no como ahora que se hace por la noche. Se bendecía el agua para la pila bautismal, se encendía el cirio pascual, y se cantaba el “Regina Coelli Laetare, aleluia”. Los monaguillos cogíamos agua bendita en los calderillos o acetres e íbamos de casa en casa cantando el Regina Coelli y bendiciendo las estancias de las mismas. La gente nos daba huevos, patatas, otros alimentos y algunas pesetillas para celebrar una buena merienda.
Así pasábamos los días de Semana Santa. Testifico que la gente asistía a todos los sermones y oficios con mucha devoción.
En casa se guardaba el ayuno y  la astinencia. Las comidas típicas de estos días eran los garbanzos con congrio, los huevos tontos y el bacalao con salsa blanca y huevos escalfados.
ZARAGOZA, 13 DE MARZO DE 2013.
CARLOS ALDA



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