martes, 14 de junio de 2011

GODOJOS EN PRIMAVERA

Escribía  Juan Ramón Jiménez:
“La primavera ha venido,
nadie sabe cómo ha sido”.
Recuerdo con cariño las primaveras de Godojos. Las mañanas eran claras y frescas. El cielo se vestía de un azul intenso. Las golondrinas y los vencejos planeaban incansables por las calles y plazas. Los gorriones se mezclaban con las gallinas y picoteaban buscando comida o material para hacer sus nidos.
En primavera el campo empezaba a brotar con fuerza. A las viñas se les veía crecer día a día.
Recuerdo que mi abuelo nos traía ALMENDRUCOS, que los comíamos untados en sal. Su sabor ligeramente ácido era muy agradable. También traía ACEDERAS. Las acederas eran unas plantas que tenían unas hojas carnosas y jugosas también con un sabor ligeramente ácido.
A veces, en el morral o las alforjas metía un manojo de CARDILLOS, que bien limpios y cocinados convenientemente, alegraban el cocido de garbanzos que comíamos a diario.
Godojos siempre fue un pueblo que vivió por y para la vid. Llegado este tiempo, íbamos chicos y mujeres a rayar. (En otros pueblos dicen esrijar). Había quien decía, que el trabajo de rayar se debía al tío Jacobo, no sé por qué las mujeres le echaban a él la culpa de esto.
Cuando rayábamos, además de quitar brotes de los pámpanos, también les quitábamos las puntas. Estas puntas, limpias y mojadas en sal eran un rico alimento. Más de uno, después de las comidas, a manera de postre, se comía un buen manojo de puntas de pámpanos.
Otro alimento curioso y también sabroso era los AGRACES. Cuando los racimos de uva empezaban a engordar, se cortaban algunos, se colocaban en un recipiente con agua, sal y tomillo y al cabo de dos o tres días se podían comer. Su sabor era especial, difícil de describir y catalogar. Si comías muchos agraces en adobo te rechinaban los dientes y con toda seguridad  que las tripas también andaban algo sueltas.
¿Se han perdido todas estas costumbres? ¿Se van a perder todos estos sabores? No lo sé. Tal vez ahora no los soportaría, me parecerían muy fuertes, pero yo guardo de ellos, de cuando era chico, el mejor recuerdo.
CARLOS ALDA

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