lunes, 7 de febrero de 2011

FALLECIMIENTO DE ALFREDO CEBOLLA

DÍA CINCO DE FEBRERO  MUERTE DE ALFREDO CEBOLLA

El día 4 de febrero, a las 11 de la noche, fallecía  ALFREDO CEBOLLA.
El  día cinco, a las cuatro de la tarde, se celebraba el entierro, precedido de la misa “Corpore in sepulto”.
Cientos de godojeños, procedentes de los más variados puntos de nuestra geografía, acudimos a dar el último ADIÓS a nuestro amigo Alfredo.
Minutos antes de la celebración religiosa, las campanas doblaban plañideras, con el repiqueteo  propio del “toque de muertos”. Es un toque triste, que acompaña las lagrimas de los seres querido y que invita a la oración y reflexión.
El sacerdote, puntual, salió a recibir el cuerpo del difunto, para que lo introdujeran en la iglesia y lo depositaran en el centro, frente al altar mayor.
En la iglesia de su pueblo, Alfredo fue bautizado hacía 75 años. De niño, allí recibió su primera comunión. De mozo se casó, en la misma iglesia, con su mujer Alicia y también allí bautizó a sus tres hijos: Alfredo, Esther y Santiago. Justo era que en la misma iglesia le diésemos el último ADIÓS.
La ceremonia fue sencilla, pero entrañable. El templo estaba a rebosar. El sacerdote pronunció unas palabras de esperanza y de consuelo. Se cantaron dos canciones preciosas:”TÚ NOS DIJISTE QUE LA MUERTE // NO ES EL FINAL DEL CAMINO”  y  “DESPIDAMOS TODOS JUNTOS AL HERMANO// Y ENTONEMOS EN SU HONOR UNA CANCIÓN”. Se guro, que Alfredo, al oírlas desde el cielo se emocionaría.
Durante la misa yo me recordaba de  las antiguas misas de difuntos, que entonces cantaban con la tonalidad propia del pueblo, que era un gregoriano degradado. La fuerte y entonada voz de mi padre, Alfonso, la cascada voz de Cipriano, la voz rota del José (Manguillas) y otras voces como las del tío Monje, Germán o Manuel… resonaban en mis oídos. El “recordare”  de la secuencia  me causó un fuerte estremecimiento: “Recordare Jesu pie”: Recuerda Jesús misericordioso, que diste tu vida para salvarnos, no me abandones en  ese día.
Después de la misa, todos nos encaminamos al cementerio. La tarde estaba soleada. A hombros de hombres forzudos, subieron el ataúd, con los restos de Alfredo, por la empinada cuesta que conduce a Santa Ana. Lo depositaron en la sepultura con auténtica maestría. El sacerdote rezó el último responso, las campanas dejaron de sonar y todos regresamos al pueblo con la tristeza en el rostro y la pena en el alma.

NOTA BIOGRÁFICA

Alfredo tenía al morir 75 años. Era hijo de Santiago Cebolla y de Eduvigis  Esteban. Tenía dos hermanos: Carmen y Jesús. Se casó con Alicia y tuvo tres hijos: Alfredo, Esther y Santiago. Los tres viven con sus parejas en el pueblo.
Alfredo era un hombre alegre y optimista. Buen comedor y buen bebedor. Trabajó duro y supo sacarle rendimiento a su trabajo, tanto en la agricultura como en la ganadería.
Paseaba por el pueblo con su vara y su sombrero que le daba un aire de patriarca romaní. Algunos le llamaban “pápa”. Él siempre saludaba  con cariño y alegría. A pesar de su mala salud, su presencia era un aliciente para todos y animaba conversaciones  y veladas. Cantaba bien y tenía especial gusto y predilección por las canciones de Antonio Molina.
Alfredo era muy sensible y emotivo. Se emocionaba y le saltaban las lágrimas siempre que le tocaban recuerdo o vivencias relacionados con su pueblo, su familia o sus amigos. Era una persona muy querida en Godojos. La prueba fue  los cientos de personas que vinieron a darle el último adiós. Los que queremos y disfrutamos con todo lo de Godojos, siempre recordaremos a este hombre bueno, que andaba por el pueblo balanceando el cuerpo, apoyado en una vara y cubierto con un sombrero.
Alfredo, amigo, como dice la canción que te cantaron en la iglesia: “Hasta el cielo”.

CARLOS ALDA























2 comentarios:

  1. Recordaré a Alfredo como una persona abierta y amigable.

    Escuchar los relatos extraídos del cajón de sus recuerdos que le trasladaban a su más intensa juventud era, aparte de ameno, inmensamente instructivo y ejemplarizante. Jamás le escuché maldecir contra nadie ni jaztarse de proeza alguna. Todo aquello relacionado con la mujer siempre era tratado con un exquisito respeto. Nos ha dejado todo un señor.

    Te echaremos mucho de menos. Descansa en paz.

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  2. Después de esta descripción tan entrañable y real, poco se puede añadir. Recuerdo las noches de verano "a la fresca", cuando las cuatro esquinas eran el punto de encuentro, y Alfredo contaba historias y cantaba canciones. Adiós a un gran hombre , conciliador, buen vecino y gran amigo.Mucha fuerza para sus hijos, que eran su orgullo, y para su gran debilidad, Alicia

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