miércoles, 23 de diciembre de 2015

VIRGEN DE ESPERANZA

Por fin llegó la fiesta de la Virgen de Esperanza. A la Virgen de Esperanza se le llama también MARÍA DE LA OH, como esa canción tan bonita. El origen de este segundo nombre es fácil. Las antífonas mayores, que cantaban los frailes en maitines, empezaban todas por la exclamación ¡OH! De ahí el origen del nombre. Nosotros nos quedaremos con el nombre tan querido en Godojos de NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA.
La víspera de la fiesta se encendió la gran hoguera en la bajada de la fuente. Antes los mozos hacían una pequeña hoguera junto a la puerta de la ermita y asaban unas vulgares  patatas. Ahora se asan chuletas, papada, chorizos, longaniza… y tal vez alguna patata. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Aunque me dijeron que alguien llevó unas patatas ya asadas y que los participantes las degustaron mientras se consumía el fuego y que les supieron a gloria.
El día de la fiesta salió un día precioso, más primaveral que los invernales días que yo recuerdo cuando era chico. La misa en la ermita estuvo concurrida, conté cincuenta y tres asistentes. Las buenas y entonadas voces de Celia, su amiga de Alhama, Conchita… y otras muchas dieron solemnidad a la celebración. El cura Felipe habló con sencillas y sentidas palabras de María de la Esperanza. Al final de la misa dijo con entusiasmo “VIVA LA VIRGEN DE ESPERANZA” y todos contestamos con fuerza:”VIVA”. La Virgen estaba en su camerino adornada de flores bonitas y frescas. El altar barroco acogía a la imagen de María escoltada por san Antonio de Padua a la izquierda, san Jorge a la derecha y san José en la parte más alta del altar. Al final de la misa muchas de las asistentes quisieron perpetuar el momento y se hicieron una foto junto a la Virgen. Bonito recuerdo de una fiesta estupenda.
Al salir de misa nos esperaba un conjunto de gaiteros, que con melodías agradables, nos acompañó hasta el salón donde íbamos a celebrar el banquete popular.  Buenos banquetes se celebran en Godojos. En las mesas se encontraban platos y platos de jamón, chorizo, salchichón, queso… y muchas más cosas. Todos dimos cuenta de ellos con buen apetito. Cuando ya casi estaban limpias las mesas, aparecieron los platos de judías con abundantes tropezones. Estaban muy buenas, aunque algunas  mujeres dijeron que eran francamente mejorables. No faltó el vino, ni las cervezas, ni las coca colas ni otras bebidas carbónicas. Al final sacaron unos trozos de tarta que nos sirvieron de postre. Si en misa estábamos cincuenta y tres en el banquete estuvimos más de setenta. Pero todo se realizó con una hermandad y armonía admirables.
Todos los años deberíamos apuntarnos a la celebración de esta fiesta. Además de recordar los tiempos en que Godojos estaba bien poblado y en la ermita no cabía la gente, porque todos los godojeños sentían algo muy íntimo y suyo por su Virgen y así se lo demostraban, los que quedamos y sentimos lo mismo deberíamos manifestarlo con alegría e ilusión.
Después de esta convivencia en el salón muchos nos juntamos en el maravilloso bar del pueblo, donde jugamos a las cartas, bebimos y charlamos en verdadera armonía.
La fiesta de la Esperanza siempre ha sido un preludio de la de Navidad. Desde estas líneas felicito la Navidad a todos los amantes de Godojos, y les deseo que el Niño Jesús les llene de alegría, y que cada uno  sepa repartirla entre aquellos a los que quiere y a su vez  la reciban abundantemente. ¡FELIZ NAVIDAD! ¡VENTUROSO AÑO 2016!
ZARAGOZA, 22 DE DICIEMBRE DE 2016

CARLOS ALDA 


 

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