miércoles, 2 de diciembre de 2015

ADIÓS A ISABEL BERBEGAL CASTEJÓN (“LA ISABELILLA”)

El último sábado de noviembre despedimos en Calatayud a Isabel. Isabel llevaba ya años perdida en el mundo de la desmemoria. Me consta que sus hijas, su hijo y su marido, mi querido primo Manuel, la cuidaron con mimo hasta el último momento.
En su misa funeral y entierro estuvimos varias personas del pueblo para darle el último adiós y rezar por ella. Pero sobre todo estaban sus hijas: Esperanza, Asunción, Clarita, Manuela, su hijo Manuel, su marido y sus nietos y nietas llenos de emoción y de pena por la desaparición de alguien tan querido para ellos. También estaban otros familiares: Luis, su hermano, con su familia y los hijos de mi primo José, Hermano de Manuel.
Yo de Isabel no tengo más que buenos recuerdos. Era una moza alegre, trabajadora, dispuesta. Trabajó en casa de mi abuela en el horno y hay que ver cómo la querían todas las mujeres que venían a hacer pan, por lo competente, cariñosa  y servicial que era.
La familia de Isabel era una familia querida en el pueblo. Me recuerdo de su padre, Cipriano, de su madre, Manolica, de sus hermanos, Mariano, Paco, Benedicto, Carmela y Luis
 Isabel se casó con mi primo Manuel. Creo que de recién casados vivieron en una casa que tenían mis padres en las Cuatro Esquinas, que fue casa de mi abuelo “Royo”, abuelo también de Manuel. En aquel tiempo, Godojos estaba en su máxima población, y no quedaba una sola casa libre. La pareja tuvo rápidamente varias hijas y un hijo a quienes cuidaron con cariño y esmero.
 Años después, el  matrimonio se trasladó a vivir a Calatayud, donde Isabel fue muy querida por todos los que tuvieron relación con ella. Allí crecieron sus hijos y consiguieron hacerse un buen porvenir. Aún vivía mi tío Emilio, padre de Manuel, cuando estuve viéndolo en su casa de Calatayud. Isabel me trató con todo el cariño del mundo. Lástima que la vida nos haya llevado a cada uno por distintos sitios y no hayamos podido, sus amigos y su familia de Godojos, disfrutar más de sus atenciones y de su amabilidad.   
Cada día me cuesta más despedir a los que fallecen de Godojos, los echo a todos mucho de menos y si estos son familia, como en el caso de Isabel, más que más. Desde estas líneas pido una oración y un recuerdo para ella y mando a mi primo Manuel, a su hijo, a sus hijas y a sus nietos y nietas un gran abrazo.
ZARAGOZA UNO DE Diciembre de 2015

CARLOS ALDA GÁLVEZ

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