El mes de diciembre en Godojos era un mes amable. Las labores
en el campo disminuían por el mal tiempo. La siembra ya se había realizado o se
estaba realizando y la poda todavía no se había empezado. Encima había unas
cuantas fiestas religiosas, que en Gosdojos se celebraban con verdadera
solemnidad.
LA INMACULADA CONCEPCIÓN, que era el día ocho de diciembre,
tenía solemnidad especial. Muy de madrugada, algunos hombres, sin temer al
frío, salían por las calles a cantar “LA AURORA”. Si tenía la suerte de
despertarme y oír esos cánticos, arrebullado entre sábanas y mantas, sentía un
gran gozo. Las melodías eran sencillas pero cadenciosas y llenas de
sentimientos. Apenas se hacía de día, salíamos para rezar y cantar por todas
las calles el “Rosario de la Aurora”. Los monaguillos llevábamos los faroles y
otras personas el estandarte de la Virgen. Las manos se nos quedaban heladas. A
las diez en la Iglesia tenía lugar la misa solemne cantada. Ya me gustaría a mí
oír ahora una de esas misas cantada por mi padre, Ildefonso, por Cipriano, por
José, por Germán, por el tío Monge y por otros muchos…
SANTA LUCÍA. La celebrábamos el día 13. En medio de la plaza
hacíamos una gran hoguera. Los chicos de la escuela íbamos por todas las casa
pidiendo gavillas de sarmientos o fajos de aliagas. Esa tarde teníamos
vacación. Cuando se consumía el fuego asábamos patatas. Que buenas que nos
sabían. Algunos años nos juntamos varios del pueblo, en bares que asan patatas
y nos comemos alguna, acompañada de buenos tragos de vino, para recordar lo que
de niños vivimos en el pueblo.
LA VIRGEN DE ESPERANZA.
Se celebraba el día 18. Nueve días
antes se hacía la novena en la ermita de la Virgen. Asistía casi todo el
pueblo. Al terminar se cantaban los gozos de la novena y el himno a la Virgen
de Esperanza. Recuerdo algunas frases, mis padres se lo sabían entero. “Pues
vuestro poder alcanza, cuanto de Dios esperamos, Madre, de Dios, de Esperanza”.
La víspera hacían los mozos una hoguera cerca de la puerta de la ermita. El día
de la fiesta volvía a cantarse “La Aurora” y salíamos por las calles a cantar y
rezar el rosario. La misa se celebraba en la ermita de la Virgen. Después de la misa, en el ayuntamiento, las
autoridades tomaban unas copillas de anís o de moscatel y saboreaban los
primeros turrones. A los monaguillos nos daban una barrila de guirlache, que
nos sabía a gloria.
Ahora se hace una gran hoguera la víspera, en la bajada a la
fuente, y se asan chorizos, morcillas, longanizas y carne. Los que se deciden a
pasar esa noche en Godojos disfrutan de lo lindo. Recuerdo hace años, cuando
vivía Paulino García, nos invitaba a todos a su bodega. Él traía turrones y
comida abundante para todo aquel que se acercase por allí. El día de la fiesta
el Ayuntamiento invita a todos a un ágape estupendo en el salón del pueblo
.
Nunca se había sacado en procesión a la Virgen de Esperanza. Hace
unos años Jesús Monge compró una peana y desde entonces se le pasea por el
pueblo. Muchos disfrutamos llevando la peana de la Virgen.
Desde estas líneas animo a todos a participar de esta fiesta
tan nuestra y por lo mismo tan entrañable.
LAS NAVIDADES. Las Navidades en Godojos eran muy alegres. Se
cantaban villancicos. Se comía en familia y se iba a la misa del Gallo llenos
de alegría. Además, quien más, quien menos ya había matado el primer cerdo y se
comía mejor y más abundantemente.
ZARAGOZA UNO DE DICIEMBRE DE 2015.
CARLOS ALDA
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