La despoblación del mundo rural,
sobre todo en Aragón es una realidad. Cuando yo era niño en Godojos éramos
alrededor de quinientos habitantes. Hubo épocas, que hasta las casa más pobres
y abandonadas estaban habitadas por emigrantes, que se establecían
temporalmente en Godojos. Aparte de la dedicación casi total a las labores
agrícolas en el pueblo había otros oficios, que voy a intentar resumir
brevemente.
En los años cincuenta Godojos
tuvo SACERDOTE, MÉDICO, MAESTRO Y MAESTRA Y SECRETARIO que eran funcionarios públicos desempeñados
por personas que no eran del pueblo.
SACERDOTES conocí a Mosén
SALVADOR y a Mosén FÉLIX.
MÉDICOS: Don FELIPE Y don
ENRIQUE. Este último se casó con Laurita, moza del pueblo.
MAESTROS Y MAESTRAS: Don PATRICIO
y doña Agustina, matrimonio pedagógico. Don CAYO y doña CARMEN, que se casó con
mi tío Pablo. Don CELESTINO Y don FRANCISCO.
SECRETARIO: don Gil y JESÚS JAVAL, que se casó con Elena, moza del pueblo.
JUEZ DE PAZ: Yo conocí como tal
al tío Monge. Su misión era juzgar litigios entre vecinos y procurar que todos
llegasen a un acuerdo amigable.
GUARDIA: Se preocupaba de vigilar
los campos para que nadie robara lo que pertenecía a otros. Llevaba cruzada al
pecho una correa con una placa donde se indicaba su cargo. En el verano, hasta
después de las vendimias, había dos guardias que vigilaban todo el término.
AGUACIL Y PREGONERO: Fue el tío
Federico, que era hermano de mi abuela. Heredó el cargo su hijo Domingo.
Recuerdo que llevaban gorra de plato en algunas ocasiones y que tocaban una
corneta antes de recitar el pregón que siempre empezaba: “De Orden del señor Alcalde se hace saber…”. También
anunciaban la venta de sardinas o de otras cosas.
MEDIDORES: solían ser dos y se
encargaban de medir el vino, mediante la cántara, cuando venían a cargar los
camiones o castellanos bajaban de Soria o de Guadalajara con sus caballerías y su buena
merienda a comprarlo. Una vez que estuvo mi padre hospitalizado, coincidimos
con una familia de Gómara, Soria, y al decirle el pueblo de donde éramos nos
recitó el refrán: “ El pan con ojos, el queso sin ojos y el vino de Godojos”.
Se lo había enseñado su padre, que bajaba a nuestro pueblo a comprar vino todos
los años.
FORJADOR: En Godojos tuvimos la suerte de tener
como vecino,durante un tiempo, a Pablo Remacha, auténtico artista en la forja
del hierro.
En Aragón se le
reconoce como uno de los artesanos más importantes del siglo pasado.Su hija
Anita se caso con el locutor Paco Ortiz. Su hijo Paco Ortiz Remacha sigue como
locutor.
HERRERO: Este empleo era muy
importante en Godojos. En aquella época había muchas caballerías: mulas,
machos, algún caballo y alguna yegua y varios burros. Había que calzarlos con
herraduras. Recuerdo cómo mi tío José Luis alisaba el casco de las caballerías
y después les clavaba las herraduras sacando las puntas de los clavos por el
casco sin dañarlas. El herrero también aguzaba los barrones, las reja, y las
orejeras de los arados o “aladros” que decíamos en Godojos. También aguzaba las
diversas azadas que se empleaban en el campo. El herrero fue mi tío José Luis y
una vez que estuvo enfermo le sustituyó uno de Alhama al que llamábamos
herrerillo.
CARPINTERO: El tío Bernabé tuvo
un tiempo una carpintería. Recuerdo que hizo las tarimas sobre las que se
apoyaba el “MONUMENTO” en Semana Santa.
LUCERO: el lucero tenía que subir
todas las tardes a conectar la luz al trasformador que había en el castillo y a
desconectarla todas las mañanas al hacerse de día. El cargo de lucero y
electricista lo tuvo siempre el tío Cesáreo. Era un hombre bueno y también buen
bebedor. Cuando se enfadaba amenazaba: “Mira que te corto la corriente”…
EL MATACHÍN: Este era un trabajo
temporal, duraba desde san Martín, por aquel refrán que dice: “A cada cerdo le
llega su san Martín”, hasta después de san Antón. Yo conocí de matachines al
tío José Cebolla, a Heraclio Monge,Tomas Valero y al tío Cipriano Borque. Todos
lo hacían muy bien en esas mañanas frías de invierno, en las que se sobrevivía
gracias a las copillas de cazalla y a las calorías que nos proporcionaba el
almuerzo con las degolladuras del cerdo.
CABRERO: En el pueblo casi todas
las familias teníamos una cabra, que nos daba leche con la que desayunábamos por
la mañana. También nos daba uno o dos cabritillos al año, que criábamos en casa
y que el día que los matábamos, aunque nos hacía mucho duelo y lástima, era una
pequeña fiesta. Recuerdo lo buenos que nos sabían los calostros, que era la
leche que se le sacaba a la cabra recién parida. Bueno, pues una persona del
pueblo, casi siempre un chico joven, cuidaba a todas estas cabras. Por la
mañanita tocaba un cuerno y de todas las casas salían las cabras que se
agrupaban en una zona que llamábamos las “escuelas viejas”. Si alguna vez nos
distraíamos las teníamos que llevar hasta allí. Al atardecer volvían al pueblo
y cada cabra se dirigía a su casa sin confundirse.
PASTORES: En el pueblo había
varios rebaños que cuidaban los pastores. Su vida era muy sacrificada, no
tenían fiesta casi ningún día del año. Yo me recuerdo el tío Cipriano, pastor,
padre de Luis, que era cofrade de san Lamberto, lo que disfrutaba ese día y lo
bien que hacía bailar al pendón de la cofradía.
CARNICERO: EL TÍO Antonio y la
tía Nicolasa tenían carnicería, porque tenían rebaño de ovejas. Nos vendían las
chuletas para asar en la bodega y también la asadurilla para freírla en la
sartén. El tío Valero también tuvo carnicería. PESCADERÍA nunca hubo en
Godojos. A veces venían de Alhama o de Ateca, con una moto o con una caballería
a vendernos sardinas. Eran muy apreciadas las sardinas de pico
PANADERO: Por aquel tiempo solamente funcionaba el horno de
mi abuela, pero hubo otros hornos en Godojos. Aparte de hacer el pan para
venderlo, casi todas las familias llevaban los panes que habían amasado en sus
artesas para cocerlo en el horno. Las mujeres hacían una señal en sus redondos
panes para no confundirlos con otros. En el horno además se cocían las
madalenas y los mantecados que se preparaban para las fiestas o para las bodas.
Era muy típico hacer grandes tortas con aceite y azúcar para el chocolate de
las bodas o para las quintas de los mozos. También se cocían para la merendilla
las molletas y las “culecas” rellenas de ricos productos de la matacía. En
época de racionamiento recuerdo que se cocía pan de centeno, que era más oscuro
que el de trigo, le llamábamos pan negro.
TENDEROS: Dos tiendas había en
Godojos, la de mi abuela y la de la tía Inocencia, eran pues las tenderas del
pueblo.
LECHERO: El tío Torres compró dos
vacas y vendía la leche a quien quería comprarla, si es que no tenía cabra o
ésta daba poca leche.
CRIADOS Y CRIADAS: En las casa de los ricos,
como tenían mucha hacienda y generalmente pocas ganas de trabajar, solía haber
uno o dos criados y una o dos criadas. Algunos eran del pueblo pero otros y
otras eran forasteros o forasteras. Muchos se casarón con chicos o chicas del
pueblo.
Ya veis que en Godojos había de
todo. Su economía era de subsistencia, pero gracias a los cerdos, a las
gallinas, a los conejos, a las cabras, al trigo que recogíamos y al vino que
producían nuestras viñas vivíamos bien. Cuando necesitábamos ropa o zapatos,
íbamos a Calatayud. Allí comprábamos de todo.
Saludos especiales a Vicente
Cebolla Sabroso, que está en Lejona(Vizcaya) y disfruta cuando su hija le lee
estos recuerdos de Godojos.Le saluda Jesús Borque y demás amigos del pueblo.
ZARAGOZA 10 DE FEBRERO DE 2015.
CARLOS ALDA GÁLVEZ
Un artículo muy interesante Carlos; muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarViendo en qué ha quedado Godojos al igual que cientos de pueblos del resto de Aragón y las dos Castillas, cuesta imaginar cómo fueron años atrás antes del éxodo a las ciudades.