Ayer dimos cristiana sepultura, en Godojos, a José Monge
Pablo. José era uno de los Patriarcas que quedaban en el pueblo. Había cumplido
87 años. Superó con creces la edad de su padre, que murió joven, de su madre
Resurrección y de su hermano Germán. Era agradable ir al pueblo y encontrarte a
José sentado al sol o a la sombra, dependiendo del tiempo, en los poyos de la
casa de Joaquín o de la fuente. Para mí, al menos, ver apersonas ancladas de
por vida en el pueblo era reconfortante.
Cuando yo era niño, mi casa y la de
los Monge eran vecinas. Recuerdo a la tía Resurrección, delgadita, pero fuerte,
siempre de luto. Sus hijos altos y fuertes, y su hija María, llena de vida y de
juventud. Eran otros tiempos, entonces Godojos bullía de vida. Años después
llegaría la diáspora, poco a poco nos fuimos yendo del pueblo. José y su mujer permanecieron en él.
Ayer recibió la despedida de muchos
de sus vecinos y de cantidad de amigos de sus hijas y de los pueblos vecinos.
Las puertas de la Iglesia se abrieron de par en par para recibir su cadáver. La
iglesia donde fue bautizado, donde recibió la primera comunión, donde se casó y
donde bautizó a sus hijas. Lo mismo que la Iglesia de su pueblo lo recibió con
las puertas abiertas, lo habrá recibido Dios Misericordioso con los brazos
acogedores.
Las campanas tañían llenas de
tristeza con el toque de difuntos. Jesús Borque cumplía su promesa de tocarlas
en su entierro. Jesús me contaba en el viaje, que José, no hace mucho, le había
invitado a una cerveza y le había pedido que cuando falleciese tocase las
campanas. Se cumplió su deseo.
En la iglesia, llorosa, estaba toda
su familia. Sus hijas y yernos, sus nietos, su hermana María con su familia y
su hermano Jesús con sus hijos. La misa fue emotiva. Recordando mi infancia
eché de menos el catafalco que poníamos los monaguillos en el centro de la
iglesia y las cadencias de los cantos gregoriano que cantaban mi padre,
Cipriano, Germán, José, el tío Monge… Esa secuencia con el “Recordare Jesu
Pie”… que te ponía la carne de gallina. En compensación varias señoras cantaron
cánticos religiosos muy entonados y llenos de mensaje. Olga leyó sendas cartas,
muy cariñosas y emotivas, de un nieto y una nieta.
Subimos al cementerio, acompañados
siempre del triste tañido de las campanas. Allí lo colocaron en el panteón
familiar junto a su esposa. El sacerdote rezó un responso y todos nos
despedimos. Que el matrimonio descanse
en paz y disfrute de felicidad en la
vida eterna por siempre.
Zaragoza, 28 de febrero de 2015
CARLOS ALDA
Buenos dias
ResponderEliminarmi nombre es Rafael y soy uno de los hijos de Jesus Borque Monge nacido en Godojos y fallecido en el Sahara. estoy intentando completar el arbol genealogico hasta el octavo apellido, pero no paso más allá de de los apellidos de sus abuelos Castejon y Martinez. me puedes dar alguna información
Muchas gracias!!!