Rosa nos dejó el viernes 17 de enero. Se fue de madrugada
sin hacer ruido, pero dejándonos un vacío difícil de llenar.
Yo estaba lejos de Godojos. Cuando mi prima Conchita nos
llamó por teléfono y nos dijo la noticia, las lágrimas acudieron a nuestros
ojos y el alma se nos rompió por dentro. Nosotros, como otras muchas personas
de Godojos y de Alhama, sentíamos cariño por Rosa, porque ella también sabía
dártelo.
Rosa era una mujer cariñosa, generosa, servicial. Buena
madre y abuela, buena esposa y buena
amiga de sus amigos. Me costará mucho estar en Godojos para el verano y
no verla sentada en la puerta de su bodega, dispuesta siempre a invitarte y a
mantener una sincera, amable y divertida conversación contigo.
Echaremos de menos su trajín dentro de la bodega, su sonrisa
acogedora, sus ganas de agradar y de sorprendente siempre con viandas
sencillas, pero riquísimas, preparadas por ella misma.
Me han contado que el entierro fue multitudinario y que Don
Esteban, antiguo cura del pueblo y hoy Vicario de la diócesis de Tarazona, supo
mover el corazón de todos los asistentes con sus cálidas palabras, llenas de fe
y de consuelo, y con sus cánticos que producen paz y serenidad.
Para mi querido pariente y amigo Amalio y para sus hijos y
demás familia nuestro más sentido pésame. Gracias a nuestra fe creemos que Rosa
está ahora en un lugar mejor, donde ya no hay penas, ni enfermedades, ni
sufrimiento.
¡Que Dios tenga a Rosa en su GlorIa!
Un abrazo fuerte para toda su familia.
Zaragoza 30 de enero de 2014-01-30.
CARLOS ALDA
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