Hoy, día 13 del mes 3, del año
2013, hemos celebrado un nuevo almuerzo los AMIGOS DE GODOJOS, en el
restaurante EMPERADOR. Invitaba mi tío, JOSÉ ALDA CEBOLLA, que el día 24 de
febrero cumplió 82 años. Hemos disfrutado de un almuerzo completo en muy buena
compañía. No faltaba ninguno del grupo que almorzamos ordinariamente. Paco, el
marido de Dolores Cebolla, ha repartido las fotocopias de lo que se ha
publicado últimamente en nuestra página de GODOJEÑOS. Todos hemos recordado los
buenos momentos vividos y nos lo hemos pasado muy bien contemplando las
fotografías de los eventos.
Hablando con unos y con otros ha
salido la SEMANA SANTA y el lugar dónde la íbamos a pasar cada uno. Yo he
vuelto la mirada atrás y me he recordado de la CUARESMA Y SEMANA SANTA de mi
pueblo cuando era niño.
MIÉRCOLES DE CENIZA. Todos los
escolares, acompañados del maestro y la maestra subíamos a la iglesia para que
el sacerdote nos impusiera la ceniza. Recuerdo perfectamente la frase que el
cura nos decía en latín: “Memento homo quia pulvis est, et in pulvis te reverteris”. “Recuerda hombre que eres
polvo y que en polvo te has de convertir”. La frase impresionaba un poco,
aunque como niños veíamos la muerte muy lejana.
VIERNES DE CUARESMA. La tarde de
los viernes, vuelta a la iglesia, junto con los maestros para asistir al
VIACRUCIS. Un monaguillo llevaba un gran crucifijo y acompañábamos al sacerdote
por la iglesia rezando las catorce estaciones. Para nosotros la tercera
estación, la séptima y la novena eran las más interesantes. Estas estaciones
representan las tres caídas de Jesús y todos nos echábamos cuerpo a tierra, con
gran estrépito, para besar el suelo. Como siempre se rezaba el mismo viacrucis
nos lo sabíamos de memoria.
DOMINGO DE RAMOS. Santa misa, bendición
de los ramos de olivo y procesión por la plaza del pueblo. En Godojos había
pocos olivos, creo que no había otros que unos muy grandes que tenía el tío
Perico Castejón en una finca. El ramo de olivo lo colgábamos en el balcón de la
casa y allí permanecía de año en año.
LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTO.
En estos días asistíamos todos los chicos a los maitines. Se celebraban l por
la tarde. Yo recuerdo que mi padre venía antes del campo para cantarlos con el
cura. Se sacaba un lucernario un tanto desvencijado, que estaba formado por un pie bastante firme y un
triángulo en el que estaban puestas 15 velas. Según se cantaban los salmos se
iban apagando previo aviso dado por el sacerdote que golpeaba el libro de cánticos
para que el monaguillo apagase las velas de una en una. Al final, cuando ya no
quedaba ninguna vela, venían las tinieblas y los chicos tocábamos los mazos y
carracas con todas nuestras fuerzas. Además para hacer más ruido pateábamos la
tarima con lo que el estruendo era infernal y la polvareda que se levantaba
considerable. Este rito debe ser típico de Aragón. Ramón J. Sénder, en uno de
sus libros donde cuenta sus experiencias de niño en su pueblo de Chalamera,
narra un episodio semejante, aunque allí le llamaban “matar a los judíos”. En
nuestro pueblo lo que representaba era el terremoto y las tinieblas que
sucedieron a la muerte de Jesús.
JUEVES SANTO. Era una fiesta muy
importante. Después de la misa se entronizaba el SANTÍSMO en el monumento,
previamente adornado por las MOZAS DE SEÑOR con macetas llenas de brotes
amarillos de lentejas germinadas y con
velas que iluminaban el recinto. Los CENTURIONES Hacían guardia y los fieles
del pueblo visitaban de continuo el monumento rezando las oraciones pertinente,
que se llamaba estación. Por la noche también se hacía guardia y se acompañaba
toda la noche al Santísimo. Entre visita y visita se celebraban reuniones en
las casa y se bebía abundante LIMONADA, también se comían pastas horneadas días
antes para el efecto.
El momento más esperado era la
procesión de la tarde en la que se cantaba el miserere y los tres capuchinos
llevaban la cruz de Jesús por todo el pueblo, acompañados de los dos ángeles
que cantaban una canción muy bonita relacionada con los últimos momentos de la
vida de Jesús. Emocionante era el encuentro de Jesús con la Virgen Dolorosa y
San Juan, que tenía lugar en la calle de La Amargura. Para los chicos era el
momento cumbre de la procesión, porque ya desde allí veíamos la ventana del tío
Federico iluminada con dos farolillos y la figura de su mujer, más blanca que
la nieve, que era el único momento que se dejaba ver en el año.
De vuelta en la Iglesia se
cantaban, con mucha devoción, las HORAS DEL RELOJ, que narran la Pasión de
Jesús.
VIERNES SANTO. Por la mañana se
rezaba el viacrucis por el cementerio. Después en la iglesia el sacerdote
pronunciaba el sermón de “LA BOFETADA”. Se seguía visitando al Santísimo en el
monumento. También se recorrían las casas bebiendo limonada. Pero ya no se
comían tortas. En Godojos se decía que el Viernes Santo ayunaban hasta los
pájaros. Como se bebía mucha limonada y no se comía para empaparla la gente
estaba un tanto colocada. A medio día había que ir a escuchar el sermón de “LAS
SIETE PALABRAS”. Por la tarde se tenían los oficios y la procesión del SANTO
ENTIERRO, con una representación muy teatral en la plaza.
SÁBADO DE GLORIA. La misa de
resurrección se celebraba por la mañana, no como ahora que se hace por la
noche. Se bendecía el agua para la pila bautismal, se encendía el cirio
pascual, y se cantaba el “Regina Coelli Laetare, aleluia”. Los monaguillos
cogíamos agua bendita en los calderillos o acetres e íbamos de casa en casa
cantando el Regina Coelli y bendiciendo las estancias de las mismas. La gente
nos daba huevos, patatas, otros alimentos y algunas pesetillas para celebrar
una buena merienda.
Así pasábamos los días de Semana
Santa. Testifico que la gente asistía a todos los sermones y oficios con mucha
devoción.
En casa se guardaba el ayuno
y la astinencia. Las comidas típicas de
estos días eran los garbanzos con congrio, los huevos tontos y el bacalao con
salsa blanca y huevos escalfados.
ZARAGOZA, 13 DE MARZO DE 2013.
CARLOS ALDA
Un cariñoso abrazo a todos los godojeños
ResponderEliminarAlfredo López Calpe