Cuando
los campos de Godojos rebrotan con la primavera. Cuando los trigos empiezan a
encañar. cuando en las cepas salen los primeros brotes verdes, que pronto se
convertirán en pámpanos. Cuando la florecillas silvestres llenan de colores y
de diversos aromas las tierras de Godojos, quiso Dios llevarse a nuestra
querida Librada. La última vez que estuve en Godojos, pude saludar a Librada y
darle dos besos. A partir de ahora ya no nos encontraremos con su alta y serena
presencia, ni con su sonrisa siempre amable y resignada, porque ya falleció.
Por
un momento voy a volver a mis años de niño. Recuerdo a Librada cuando se hizo
novia de Manuel, el hijo del tío Ramón Bernal, el posadero. Para mí, esa
familia de la posada era muy querida. Creo que ellos también me querían mucho a
mí. Librada, alta y poderosa, bajaba por agua a la fuente y subía a su casa,
cerca del “Portón”, con un cántaro de agua en la cabeza, dos en las caderas y
dos botijos en las manos. Nadie llevaba el cántaro en la cabeza como ella.
Manuel
y librada formaron una familia sencilla. Manuel no era gran trabajador, pero sí
muy mañoso. Librada era sufrida, trabajadora y cariñosa. Pronto tuvieron a
Miguel Ángel y después a María Jesús, Ana Mary, Rafael y Montse. Con esfuerzo y
sacrificio sacaron a sus hijos adelante. Vivieron en Godojos y Zaragoza, y
Librada pasó grandes temporadas con su hijo Miguel Ángel en Málaga, donde él
trabaja como catedrático en un instituto de la ciudad.
Pienso
que Librada fue muy feliz en las temporadas que
pasó en Andalucía. Allí, a parte
del clima tan excelente que hace, conoció a las amistades de su hijo y pudo
comprobar el gran aprecio que se le tiene entre sus alumnos, compañeros y
amigos. De Málaga volvió con sus hijas a Godojos y a Zaragoza. Y en esta ciudad
murió rodeada del cariño de sus hijos y
de sus ya crecidos nietos. Creo que en Godojos todo el mundo la apreciaba.
Descanse
en paz esta mujer cariñosa, generosa, humilde, trabajadora, de sonrisa
acogedora y resignada. Tu familia y los que desde niños te apreciábamos siempre
te tendremos en nuestro recuerdo.
ZARAGOZA,
22 DE ABRIL DE 2013
CARLOS
ALDA
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