CUEVA NEGRA
De niños, las cuevas eran algo misterioso y además algo que había que descubrir, explorar y conocer. Cerca del pueblo, en el camino que lleva a la ermita de san Jorge, se halla la CUEVA NEGRA. Es un inmenso boquete que se abre en la montaña como una negra boca hambrienta. RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA dice en una de sus greguerías que “en las cuevas bosteza la montaña”. Los chicos de mi tiempo visitábamos esta cueva de vez en cuando. Recuerdo que siempre recogíamos leña seca y hacíamos dentro una gran hoguera. Las llamas se reflejaban en el techo y en sus paredes creando figuras fantasmales.
CUEVAS DE SAN JORGE
La cueva de san Jorge era nuestro refugio los días de la meriendilla. Los mayores y más ágiles subíamos a la más alta. Los pequeños o menos ágiles se quedaban en la de abajo. Allí nos comíamos nuestra rica molleta y nuestros sabrosos buñuelos. El diálogo entre los de arriba y los de abajo era continuo. “Ya me he comido el chorizo y la longaniza. Nosotros ya nos hemos comido las magras… a mi ya nada más me quedan los buñuelos…” la verdad es que terminábamos enseguida de comer y pronto volvíamos a estar juntos por san Jorge o por la Fuente de los Santos.
CUEVA DEL BAILE LAS ZORRAS
Esta cueva se encuentra encima de la Fuente de los Santos. Es una cueva alargada, un buen salón, donde de verdad podrían bailar las zorras. El nombre no puede ser más expresivo. Tal vez algún pastor o trabajador, de los que apuraban demasiado el día, descubrió esta diversión de estos animales tan astutos. ¿No hay una película que se titula “Bailando con lobos”? ¿Por qué las zorras no van a poder bailar? En el libro “El maravilloso viaje del pequeño Nils Horgenson” se habla de las danzas y bailes de las grullas en los atardeceres de primavera. Yo apuesto porque las zorras y zorros de Godojos se echarían sus buenos bailes en esta cueva y que alguien tuvo la suerte de verlos y ponerle a la cueva ese nombre.
CUEVA DEL “JUAQUINAZO”
Esta cueva estaba más apartada de los lugares que solíamos frecuentar los chicos. Sin embargo es una cueva con leyenda. Los mayores nos contaban que en ella se escondió durante muchos años un ladrón llamado Joaquín, que como era un pedazo de tío, en toda la zona se le conocía como “Juaquinazo”. Era un ladrón generoso, robaba a los ricos y ayudaba a los pobres. Dicen que vivió escondido en dicha cueva muchos años, hasta que se hizo mayor y entonces se fue, sin despedirse de nadie, a su pueblo que estaba en la lejana Extremadura. Esa cueva a los chicos de mi tiempo siempre nos causaba respeto y hasta un poquillo de canguelo.
EL ECO
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Última mente he visto a poca gente subir al ECO, tal vez se deba a que el camino está en muy malas condiciones, lleno de maleza y de basura. Sería bueno recuperar otra vez esa atracción turística de nuestro querido pueblo.
ZARAGOZA, 26 DE MARZO DEL AÑO 2012-03-26
CARLOS ALDA
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