Hoy reinicio mi andadura por nuestro querido bloc ECOPICAZO,
porque tengo que rendir homenaje a la memoria de mi querido primo JOSÉ GÁLVEZ,
para muchos JOSELILLO. José era hijo de mi tío EMILIO y de mi tía
Asunción. Mi tío Emilio fue un gran aragonés, siempre guardó su traje de
baturro, el que vistió en muchas ocasiones. Tocaba el guitarrillo como nadie y
vivía la jota y las rondas con toda su alma. De joven fue un corredor
importante y ganó medallas en competiciones internacionales.
José heredó muchas cosas de su padre, sobre todo su amor por
Aragón y por su pueblo y también su afición a tocar instrumentos de cuerda,
guitarra y bandurria, que dominaba a la perfección. Tengo los mejores recuerdos
infantiles de mi vida en Godojos. Recuerdo con mucho cariño aquellas rondas que
se hacían por las calles y plazas del pueblo. Sobre todo cuando se celebraban
“Las Quintas”. Mi primo José era un elemento importante en ellas. No solo
tocaba la bandurria o guitarra sino que también cantaba jotas con buena voz y
verdadero estilo. Más de una vez las parejas de Godojos bailaron en el salón de
al lado del bar de la calle Bajera, gracias a que padre e hijo tocaban con sus
instrumentos. Yo sentía verdadera admiración por mi primo al que quería de
verdad. Él también mostró siempre verdadero aprecio y respeto por mis padres.
Se enamoró de María, la chica de la Sra Gaudiosa. Yo sé que
muchas veces quedaban en mi casa para festejar, porque a la señora de María no
le gustaba que sus chicas se echasen novio.
Trabajó en el pantano de La Tranquera, donde una vez
terminado supo buscarse un puesto de responsabilidad. Allí vivió y tuvo y crió
a sus hijos. El año que estuve en Ibdes de maestro, bajé muchas veces a
visitarlos y a tomar alguna cerveza en el bar de la presa. Siempre me
recibieron con cariño, amabilidad y cercanía, como hacían con todos los del
pueblo que se acercaban por allí. Personas como Juan José (el Donato) guardan
muy buenos recuerdos de ese bar de la presa y de sus regidores.
Una vez jubilado, a pesar de tener su piso en Zaragoza, se
vino a vivir a Godojos donde cultivaba estupendas hortalizas en la huerta del
lavadero y donde fue feliz. José vivió 88 años haciendo honor a la longevidad
de la familia. Su padre vivió 96 y mi madre 93. José era un hombre bueno,
cariñoso, sensible, lleno de buenos sentimientos y especialmente atento y
amable con su familia. Mientras estuvo en el pueblo no hubo difunto nacido en
Godojos, que se fuese a la otra vida sin la sonora y triste despedida de un
sentido toque de campanas repicadas por él. Como sabía este detalle de mi primo
pregunte a Conchita si su marido Jesús Borque había tocado a muerto por el
fallecimiento de mi primo. Me dijo que no porque estaba en Zaragoza, pero que
el bueno de Fermín había repicado las campanas, para que todos supiesen que
José había dejado esta vida y volado al cielo.
Sentí mucho no haber estado presente en su funeral
acompañando a su mujer y a sus hijos porque estaba muy lejos, pero recé por su
eterno descanso y le pedí a Dios que lo llevase a su gloria. Desde esta página
mando un abrazo muy fuerte a su mujer María, a sus hijos e hija, a su hermano,
mi primo Manuel y a toda su familia que es también la mía.
MIAMI PLAYA, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2014.
CARLOS ALDA GÁLVEZ